Los arqueólogos encontraron una vasija de bronce en octubre pasado durante las excavaciones de una tumba de 2.000 años de antigüedad en Luoyang, China. Dentro del recipiente había 3,5 litros de un líquido amarillento que, en un principio, pensaron que podría ser vino de arroz, por su fuerte olor a alcohol.
Se han encontrado restos de líquidos similares en otras tumbas que datan de la época de la dinastía Han Occidental (202 a. C. – 8 d. C.) en vasijas de bronce, arroz o vino de sorgo, que desempeñaron un importante papel ritual en las prácticas funerarias.
Pero esta vez el hallazgo es especialmente importante por dos razones. El primero, porque el precinto del recipiente se ha mantenido inalterado, impidiendo la evaporación del líquido, del que se ha conservado prácticamente la totalidad. Y lo segundo, porque los análisis de laboratorio han dado un resultado sorprendente.

El líquido no es vino de arroz ni sorgo, sino un compuesto de nitrato de potasio y alunita, un sulfato hidratado de aluminio y potasio. Precisamente los dos ingredientes que según los antiguos textos taoístas se utilizaban para crear el elixir de la inmortalidad.
Para ello, los alquimistas chinos combinaron metales y productos químicos en un crisol de bronce, según textos que datan del siglo II a.C. La base de la mayoría de estos supuestos elixires para prolongar la vida eran el mercurio y el plomo, curiosamente ambos productos suelen tener el efecto contrario.
Así, muchos nobles e incluso emperadores murieron por la ingestión de estos elixires. Quizás uno de ellos fue Qin Shi Huang, el primer emperador de la China unida, enterrado en el año 210 a.C. con su gran ejército de terracota en un mausoleo lleno de ríos y mares de mercurio, como explicamos en un artículo anterior. El último registro de muerte por elixir de inmortalidad fue el emperador Yongzheng en 1735.

Según Shi Jiazhen, director del Instituto de Arqueología y Reliquias Culturales de Luoyang, esta es la primera vez que se encuentran elixires míticos de la inmortalidad en China . El líquido es de gran valor para el estudio del pensamiento chino sobre la inmortalidad y la evolución de nuestra civilización .
En la tumba, que ocupa 210 metros cuadrados, también se encontró una gran cantidad de vasijas de arcilla pintadas de colores, así como objetos de jade y bronce. También se han conservado los restos de su ocupante.
Según Pan Fusheng, director de las excavaciones, la tumba proporciona material valioso para el estudio de la vida de los nobles Han occidentales, así como de los rituales y costumbres funerarios de la época .