Los humanos se asentaron en el suroeste del Amazonas e incluso experimentaron con la agricultura mucho antes de lo que se pensaba, según un equipo internacional de investigadores.
Se sabe desde hace mucho tiempo que surgieron sociedades complejas en los Llanos de Moxos, en el suroeste de la Amazonía boliviana, hace unos 2.500 años, pero nueva evidencia sugiere que los humanos se asentaron por primera vez en la región hace 10.000 años, durante el primer período del Holoceno.
Llanuras de Moxos, también conocidas como Llanura Beniana , es una extensión de 126.100 kilómetros cuadrados ubicada en las tierras bajas del norte de Bolivia, formada por grandes áreas de pastos naturales y bosque húmedo. Los hallazgos arqueológicos revelaron presencia humana antigua, así como restos de estructuras agrícolas que estuvieron en uso entre 2500 y 1450 a.C., algunas más grandes que las pirámides de Giza, lo que ha desatado el debate sobre cómo pudieron haberse construido.
Según José Capriles, profesor adjunto de antropología y uno de los autores del estudio, estos grupos de personas eran cazadores-recolectores; sin embargo, nuestros datos muestran que estaban comenzando a agotar sus recursos locales y establecer comportamientos territoriales, lo que quizás los llevó a domesticar plantas como batatas, yuca, maní y chiles como medio para obtener alimentos.
El equipo arqueológico realizó su estudio en tres islas forestales, Isla del Tesoro, La Chacra y San Pablo, dentro de la sabana inundada estacionalmente de los Llanos de Moxos. Estas islas están elevadas sobre la sabana circundante para que no se inunden durante la temporada de lluvias y los investigadores creen que la gente utilizaba estos sitios de forma recurrente como campamentos estacionales durante largos períodos cuando la mayor parte de los Llanos de Moxos estaba bajo el agua.
Las excavaciones del equipo revelaron restos humanos que habían sido enterrados intencionalmente de una manera diferente a la de los cazadores-recolectores típicos y, en cambio, se parecían más a los comportamientos de sociedades complejas, caracterizadas por la jerarquía política y la producción de alimentos. Los resultados del estudio fueron publicados en Science Advances .
Si fueran cazadores-recolectores con mucha movilidad, no se esperaría que enterraran a sus muertos en lugares específicos, sino que los dejarían dondequiera que murieran , señaló Capriles, indicando además que es raro encontrar restos humanos o incluso arqueológicos anteriores al uso de cerámica cocida en la región.
Según Umberto Lombardo, científico de la Universidad de Berna, cuando los investigadores publicaron por primera vez su descubrimiento de estos sitios arqueológicos en 2013, tuvieron que basar sus conclusiones en evidencia indirecta, principalmente análisis geoquímicos, en lugar de evidencia directa como artefactos.
Debido a la falta de evidencia directa, muchos arqueólogos se mostraron escépticos y no creían que estas islas forestales fueran los primeros sitios arqueológicos del Holoceno. El presente estudio proporciona evidencia sólida y definitiva del origen antropocéntrico de estos sitios, el descubrimiento de entierros humanos a principios del Holoceno.
Los restos humanos de estas islas forestales se conservaron a pesar de las malas condiciones porque estaban mezclados con montículos de fragmentos de conchas, huesos de animales y otros restos orgánicos. Con el tiempo, el agua disolvió el carbonato cálcico de las conchas, y esos carbonatos precipitaron sobre los huesos, fosilizándolos.
Debido a que los huesos humanos estaban fosilizados, el equipo no pudo datarlos directamente mediante datación por radiocarbono. En lugar de eso, dataron el carbón y las conchas como indicador para estimar el intervalo de tiempo en que los sitios estuvieron habitados.
Según Capriles, existe una brecha entre los individuos que su equipo estudió y que vivieron en las islas forestales hace entre 10.000 y 4.000 años y el surgimiento de sociedades complejas, que comenzó hace unos 2.500 años. Por ello, la pregunta que se plantean los investigadores es si los restos encontrados corresponden a sus antecesores directos o, por el contrario, se trata de una ruptura.