Entre 1928 y 1937 René Neuville fue vicecónsul de Francia en Jerusalén (entre 1946 y 1952 ocupó el cargo de cónsul general). Además de diplomático fue prehistoriador y arqueólogo, realizó diversas investigaciones en la zona, como la excavación de la cueva de Jebel Qafzeh, cerca de Nazaret, donde en 1933 descubrió restos de varios individuos del Paleolítico Medio.
Ese mismo año de 1933 se encontraba visitando un pequeño museo en Belén que mostraba diferentes hallazgos arqueológicos recopilados por sacerdotes franceses, en compañía de su amigo Henri Breuil, el reconocido arqueólogo y prehistoriador, cuando una pequeña escultura llamó su atención.
Preguntaron quién lo había encontrado y les dijeron que era uno de los beduinos, en Wadi Khareitún, un desfiladero rocoso de unos 10 kilómetros de largo en el desierto.

Neuville escribió más tarde que fue Breuil quien le sugirió que la pieza podría provenir de una tumba o una cueva.
Por ello (y varios años después), lo relacionó con las cuevas que venía excavando desde 1929, a unos 10 kilómetros al sureste de Belén, en el desierto de Judea.
Las excavaciones de Neuville en las cuevas revelaron que se trataba de un yacimiento natufiense (considerados los primeros agricultores de la historia) utilizado como vivienda, por lo que la estatuilla debió tener uso doméstico a finales del Epipaleolítico.

Sin embargo, aunque no está en duda la zona de origen de la figura, así como su carácter natufiense, hoy en día su asociación con cuevas sigue sin estar demostrada y es bastante dudosa.
La pieza permaneció en posesión de Neuville hasta su muerte en 1952 y, en 1958, fue adquirida en una subasta por el Museo Británico, donde estuvo en exhibición pública (hoy ya no).
Está realizado a partir de un pequeño bloque de calcita tallado con una punta de piedra, y muestra la silueta de dos personas abrazadas en acto de amor, frente a frente y en posición sentada, aunque carece de detalles como los rostros.
Sin embargo, dependiendo de la perspectiva que se adopte al observarla, la figura también puede parecer senos o incluso atributos masculinos o femeninos.
Se resaltan las cabezas, brazos y piernas, con los brazos de una figura abrazando los hombros de la otra y las rodillas dobladas hacia abajo. Por ello, se considera la representación más antigua de dos personas en el acto de amor.

En lo que coinciden todos los expertos es en que la figura es una obra de calidad intrínseca e ingenio artístico , cuyo evidente carácter sexual puede simbolizar una variedad de conceptos espirituales, estar relacionado con el culto a la fertilidad o simplemente ser una expresión artística de aspectos primarios.