El origen y la fecha de aparición del arte rupestre prehistórico son objeto de continuo debate. La Cueva de Ardales (en Málaga, España) es un punto de discordia. Allí, una formación de piedra fluida está teñida de rojo en algunos lugares.
Esta coloración aparentemente tiene casi 65.000 años, pero hasta ahora parte de la comunidad científica la atribuía a una capa natural de óxido de hierro depositada por el agua corriente.
Sin embargo, esta hipótesis acaba de ser rechazada por las conclusiones de un equipo internacional de científicos, entre los que se encuentra un investigador del CNRS. Los miembros del equipo analizaron muestras de residuos rojos recolectadas en la superficie de la piedra fluida y las compararon con depósitos ricos en óxido de hierro en la cueva.
Concluyeron que el pigmento a base de ocre fue aplicado intencionadamente, es decir, pintado por los neandertales, ya que el hombre moderno aún no había aparecido en el continente europeo, y que, lo más importante, probablemente había sido traído a la cueva desde una fuente externa.
Además, se detectaron variaciones en la composición de los pigmentos entre las muestras, correspondientes a diferentes fechas de aplicación, a veces con muchos miles de años de diferencia.
Así, parece que muchas generaciones de neandertales visitaron esta cueva y colorearon los paneles de la gran formación de piedra fluida con ocre rojo. Este comportamiento indica una motivación para regresar a la cueva y marcar simbólicamente el lugar, y testimonia la transmisión de una tradición a través de generaciones.
Un artículo publicado en 2018 ya atribuía las pinturas a neandertales, pero ahora se confirma esa adjudicación.
La cueva de Ardales fue encontrada en 1821 tras un terremoto que dejó al descubierto la entrada actual. Pero sería en 1918 cuando el célebre prehistoriador Henri Breuil lo visitó en compañía de Miguel Such y registró allí por primera vez pinturas y grabados paleolíticos.
Entre los motivos pictóricos que contiene se encuentran pinturas de manos, ciervas, caballos, cabras, toros, peces, aves acuáticas y serpientes, representaciones humanas femeninas y signos abstractos.
La cueva se puede visitar con guía y con una restricción de 15 personas por día.