La producción comercial de aluminio comenzó en la década de 1880 con el desarrollo del proceso Hall-Héroult, que lleva el nombre de los dos científicos, Charles Martin Hall y Paul Héroult, quienes descubrieron de forma independiente la reducción electrolítica de alúmina disuelta en criolita fundida. Este proceso permitió producir aluminio a gran escala y redujo significativamente su coste, lo que llevó a su uso generalizado en diversas industrias.