En 1998 el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO decide conceder trece pequeños barrios, procedentes de doce ciudades belgas, la consideración de Patrimonio de la Humanidad. A partir de ese momento estos pequeños barrios se convertirán en verdaderos refugios medievales del siglo XXI. Muchas de ellas, como la más conocida en la famosa ciudad de Brujas, han mantenido intactas algunas tradiciones; Dado que el horario de apertura del mismo, desde la Edad Media, es de 6:30 de la mañana a 6:30 de la tarde, fuera de este horario está prohibido el acceso al beaterio.
Las beguinas.
Estos son los verdaderos protagonistas de estos refugios medievales. Pese a lo que podamos pensar, no se trata de mujeres pertenecientes a una congregación religiosa como tal, sino de mujeres que, a partir del siglo XIII, decidieron buscar un espacio común de convivencia, por la necesidad de protección mutua. Es evidente que en este espacio temporal y geográfico donde la Iglesia católica permea los principales aspectos de la sociedad, tanto beguinas como entidades católicas tomarán caminos paralelos, aunque, como veremos, en ocasiones chocan profundamente. P>
Las beguinas eran principalmente mujeres de las capas más bajas de la sociedad medieval, la mayoría de ellas eran viudas de las muchas guerras que ocurrieron en la Edad Media. Ante la imposibilidad de volver a encontrar marido, se acercaron a estas congregaciones para obtener protección. Pero en los beguinarios también había lugar para mujeres de clase media, como una de las más ilustres, la escritora medieval Hadewych de Amberes. Uno de los principales requisitos para el acogimiento era el voto de castidad, que no incluía la necesidad de adoptar ningún tipo de voto religioso, por lo que su situación era libre de abandonar este estatus y volver a la vida secular.
Retrato de beguina realizado por el pintor flamenco Robert Campin en el siglo XV.
La forma de ganarse la vida dentro de estos espacios era colaborando con industrias locales, como la textil o la cerámica, o convirtiéndose en copistas medievales. Pero si en un aspecto destacaron fue en el de la medicina, para ilustrarlo sólo hace falta acudir al beaterio de Brujas anexo al hospital medieval de San Juan. Las beguinas de esta ciudad de Flandes se dedicaron a asistir a los enfermos que llegaban a dicho hospital, practicando la medicina e incluso la cirugía, aspecto en el que chocaron fuertemente con la Iglesia católica que perseguía dichas prácticas, de ahí que incluso fueran declaradas herejes. P>
Las Beguinas no fue un movimiento exclusivo de Holanda, sino que se extrapoló a diferentes zonas del continente europeo como una forma de vida. Aunque no podemos olvidar las persecuciones a las que fue sometido el Papado de Roma, que no podía permitir que las mujeres pudieran vivir una vida con total independencia de la iglesia y de los hombres. Pese a ello, no desapareció con la Edad Media, sólo queda recordar la noticia que en abril de 2013 inundó los periódicos con la desaparición de la última beguina, Marcella Pattyn, en el norte de Bélgica.
El Beaterio de Lovaina.
Regresando al siglo XXI; Conozcamos un poco más sobre el “Groot Begijnhof van Leuven” , nombre con el que los lugareños conocen al “Gran Beaterio de Lovania”, que resulta ser el más destacado de estos refugios medievales que nos dejaron las Beguinas.
Cabe destacar que lo primero que llama la atención de este lugar es su cercanía al centro neurálgico de esta pequeña ciudad repleta de estudiantes. A sólo cinco minutos a pie del majestuoso ayuntamiento gótico de Lovaina, repleto de viajeros curiosos, encontramos un remanso de paz difícil de expresar con palabras.
Ayuntamiento de Lovaina
Sus calles han mantenido el tradicional adoquín que parece no haber sufrido ninguna reforma, abstenerse de caminar con tacones. La vida discurre entre pequeños parques, calles estrechas sin ningún tipo de tienda de souvenirs y dos pequeños canales. Sólo las ineludibles bicicletas de los Países Bajos obstaculizan el idílico recuerdo de la Edad Media.
El Gran Beaterio de Lovaina, de 4,5 hectáreas, considerado uno de los más grandes de la actual Bélgica, fue fundado en 1232. A pesar de la persecución sufrida por las beguinas entre los XIII y XIV, sobrevivió para ver nacer en 1425 la institución que acabaría convirtiéndose en la compañera final del viaje. Me refiero a la Universidad de Lovaina, durante la historia y hoy la más importante de Bélgica y una de las principales del mundo. Ambos espacios sufrieron la destrucción de las dos guerras mundiales del siglo XX, pero ambos se recuperaron de la mano.
En 1962 el beaterio completamente abandonado y en muy mal estado a pesar de estar todavía habitado por las últimas beguinas, es adquirido por la Universidad en cuestión. Hoy en día se utiliza como residencia de estudiantes, además de refugio de algunos de los visitantes, profesores o conferenciantes más destacados que solicitan pasar unos días en este particular barrio medieval, Patrimonio de la Humanidad. Sin más, os dejo algunas de las imágenes tomadas en mi reciente visita.
Beaterio de Lovaina