Hablar de la vida de otras personas es una práctica muy antigua, de la época de las cavernas. Los hombres prehistóricos buscaban información sobre la vida de otras personas para conocer sus debilidades, sus miedos, lo que sabían hacer, sus deseos y los de los demás.
En aquella época no había escritura. y en consecuencia la información se transmitió oralmente. El chisme pasó entonces a formar parte no sólo de la vida social, sino también de la parte política, donde se utilizaba para desmoralizar a los monarcas, y de la historia humana, donde una información errónea podía cambiar toda la trayectoria de la historia.
En 1560, la reina Isabel I fue duramente atacada por chismes sobre su vida personal. En 1917, el zar Nicolás II y su esposa fueron víctimas de chismes que se centraban en la vida íntima de la pareja. En 1922, el dictador Mussolini fue objeto de chismes, pero para él tuvo un efecto positivo, ya que le dio prestigio por llevar a cabo un proyecto que ya había iniciado antes de tomar el poder en Italia. De esta manera, el chisme tenía y tiene el poder de dañar o beneficiar a una persona.