historia historica

Historia del tatuaje

Historia del tatuaje

Rebelión, personalidad, Historia. Esta podría ser una de las pocas palabras que pueden definir el significado del tatuaje entre nosotros. En el contexto de la sociedad contemporánea, el individualismo induce a muchas personas a hacer de su piel el lugar de registro de ideas, valores o simple vanidad. Uno de los registros de tatuajes más conocidos es el del capitán inglés James Cook, cuando intentaba ponerse en contacto con los nativos de Tahití.

Los habitantes de esa región designaron la costumbre de pintarse definitivamente la piel de “tatau”, debido al ruido que producían los instrumentos utilizados en la realización de sus tatuajes. Sin embargo, no podemos decir que fueron los primeros en desarrollar este tipo de hábito. El hombre de Ötzi, de más de 5.300 años, hoy en día es la envidia de cualquier aficionado al tatuaje. En su cuerpo se encontraron más de cincuenta tatuajes que, según algunos estudiosos, tenían un significado religioso.

La práctica del tatuaje también se registró entre los egipcios y los pictos, una antigua civilización del norte de Europa. En Brasil, varias tribus indígenas llevaban tatuajes en el cuerpo. Los Waujás y Kadiwéus son algunos de los pueblos indígenas que utilizaron la pintura definitiva para expresar ritos de paso y reverencia por algunos elementos de la naturaleza. A pesar de la existencia del tatuaje, esta costumbre no fue popularizada por las culturas indígenas.

Fueron los marineros ingleses, a través del contacto con los polinesios, quienes difundieron esta práctica por todo el mundo. Las reproducciones de animales marinos, calaveras y barcos mostraban las aventuras de estos hombres que se lanzaban al mar. Siendo los mismos sujetos de poca situación económica o influencia social, hicieron del tatuaje algo popular entre los guetos, burdeles y tabernas frecuentadas por la “escoria”, es decir, holgazanes, luchadores callejeros, delincuentes y prostitutas.

Este tono marginal dado al tatuaje también hizo que los cuerpos tatuados tuvieran presencia garantizada en las atracciones circenses de los llamados freak shows. No fue hasta la segunda mitad del siglo XX que el tatuaje incorporó los ideales de la cultura occidental. Su tono contestatario superó barreras, convirtiéndose en un símbolo de audacia y personalidad.

Motivaciones íntimas, delicadas y gentiles también se han incorporado al mundo del tatuaje. Los hombres y mujeres mayores de hoy también se tatúan el cuerpo. Dejó de ser un elemento exclusivo de una cultura juvenil para convertirse en una forma de expresión de la subjetividad.


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