Funciones: La familia judía tradicional tenía roles de género claramente definidos. El padre era el cabeza de familia y responsable de mantener a la familia. La madre estaba a cargo del ámbito doméstico, incluida la crianza de los hijos y la gestión del presupuesto familiar.
Educación: Las familias judías daban gran importancia a la educación, tanto de niños como de niñas. Los niños normalmente recibían educación religiosa en la sinagoga local o cheder (escuela religiosa judía), y muchos también asistían a escuelas públicas o universidades.
Ocupación: Los judíos participaban en una amplia gama de ocupaciones, incluido el comercio, la propiedad de pequeñas empresas y carreras profesionales. Muchos judíos también trabajaron en las industrias textil, de la confección y de la alimentación.
Tradiciones culturales: Las familias judías observaron numerosas tradiciones religiosas y culturales, como Shabat (el sábado), Pesaj, Rosh Hashaná y Yom Kipur. Estas tradiciones ayudaron a mantener la identidad judía de la familia y fomentar un sentido de comunidad.
Desafíos: Las familias judías enfrentaron varios desafíos, incluida la discriminación, la persecución y las dificultades económicas. A pesar de estos desafíos, la comunidad judía se mantuvo fuerte y resiliente, y muchas familias pudieron prosperar.
Cambios posteriores a la Segunda Guerra Mundial: Después de la Segunda Guerra Mundial, las familias judías experimentaron cambios significativos. El Holocausto provocó la pérdida de millones de judíos y muchas familias quedaron separadas permanentemente o perdieron a sus seres queridos. Además, el ascenso del Estado de Israel y la creciente aceptación de los judíos en la sociedad provocaron cambios en la vida familiar judía, incluida una mayor movilidad y asimilación.