La Piedra de Blarney es un bloque de piedra caliza incrustado en la pared del Castillo de Blarney en el condado de Cork, Irlanda. Según la leyenda, besar la piedra otorga el "don de la palabra", o elocuencia y persuasión en el habla.
La tradición de besar la Piedra de Blarney se remonta al siglo XVIII. El primer caso registrado de un visitante besando la piedra data de 1745, cuando un escritor de viajes llamado Richard Twiss la describió como "una piedra bajo la cual toda dama o caballero está obligado a saludar para obtener el privilegio de alardear de haber besado la Piedra de Blarney."
Se desconocen los orígenes exactos de la superstición, pero existen varias teorías. Una teoría es que la piedra se usó originalmente como herramienta de adivinación y se creía que besarla confería conocimiento o sabiduría espiritual. Otra teoría es que la piedra alguna vez fue parte de un ritual pagano de fertilidad, y se pensaba que besarla traía buena suerte en el amor.
Cualesquiera que sean sus orígenes, la tradición de besar la Piedra de Blarney ha perdurado durante siglos y ahora es una atracción turística popular. Los visitantes del Castillo de Blarney pueden subir la escalera de caracol del castillo y besar la piedra, que está colocada en la muralla del castillo a unos 10 pies del suelo.
Para besar la Piedra de Blarney, los visitantes deben inclinarse hacia atrás mientras se aferran a los rieles de hierro y agarrar la piedra con los labios. Se dice que esta posición recuerda la posición incómoda en la que un niño podría colgarse de los brazos de su madre, de ahí el dicho:"Como un niño cuelga del brazo de su madre, así debemos aferrarnos a la Piedra de Blarney".
Se dice que besar la Piedra de Blarney trae buena suerte y elocuencia, y es una tradición popular entre los visitantes de Irlanda. Ya sea que crea o no en las propiedades mágicas de la piedra, un beso en la Piedra de Blarney seguramente será una experiencia de viaje memorable.