Historia antigua

Una mirada a Pearl Harbor a través del cine y la recreación histórica.

Una mirada a Pearl Harbor a través del cine y la recreación histórica.

Hace poco más de un mes hablamos aquí sobre La novilla , la película en la que el tándem formado por Luis García Berlanga y Rafael Azcona nos ofreció su particular mirada sobre la Guerra Civil y la forma en que la recreación histórica, proyectada a través del cine en esos mismos escenarios, nos dio la oportunidad de poner en valorar el patrimonio inmaterial de todo un pueblo (Sos del Rey Católico), que lo ha hecho suyo de tal manera que la ficción se ha solapado con la propia memoria histórica, amenazando incluso con sustituirla. John Ford expresó las palabras del editor del periódico Shinbone Star en El hombre que mató a Liberty Valance (El hombre que disparó a Liberty Valance , 1962) aquella frase que ensalzaba el atractivo de la leyenda en detrimento de la historia –»¡Imprime la leyenda!» [¡Imprime la leyenda!]–, relegando la realidad al olvido, pues todo estaba subordinado a la construcción de la comunidad. Tanto Berlanga como Ford, aunque cada uno con argumentos distintos –el director valenciano recurría al humor y lo grotesco, mientras que el irlandés de Maine, sin renunciar nunca al humor, nos ofrecía un lienzo en el que el paisaje se fusionaba con la épica–, tenían el objetivo final de hacer un retrato de la historia de sus respectivos países, aunque lo negaron mil veces, popularizando este conocimiento de una manera que, de la mano del séptimo arte, no tendría paralelo y que ya ha creado, a través de las imágenes, su propia iconografía con el que el espectador identifica hechos históricos.

La publicación de una monografía dedicada al ataque japonés a la base aérea naval de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 –del que este mes se marca una cifra tan redonda como el 80 Aniversario– en el último número de Desperta Ferro Contemporánea nos remite inevitablemente a una ideología colectiva que el cine norteamericano visibilizó en varias ocasiones en atención a la relevancia que aquellos acontecimientos tuvieron en el decisión del gigante americano de sumarse a la Segunda Guerra Mundial, con sus luces y sombras que son descritas con gran detalle en las páginas de esta revista por reconocidos historiadores. En los últimos dos años hemos realizado tres sets relacionados con Pearl Harbor en la Asociación Sancho de Beurko. Si en Sos del Rey Católico recreamos una ficción imitando las escenas más significativas para homenajear a Berlanga en el centenario de su nacimiento –no olvidemos que la historia que desembocó en el cine nunca sucedió, ¿verdad? –, en esta ocasión nos hemos inspirado libremente en el cine para proponer un viaje a través de la memoria de lo que realmente sucedió, aunque no debemos olvidar que, como dice Jorge Gorostiza, la escenografía generalmente no copia la realidad, sino que crea una nueva. espacio (1). Esta propuesta no surgió de la nada, ya que nuestro proyecto Fighting Basques abordó el tema de Pearl Harbor en algunos artículos dedicados a la campaña del Pacífico.

Una mirada a Pearl Harbor a través del cine y la recreación histórica.

“De aquí a la eternidad” y sus hawaianos. Pearl Harbor en el cine, de Montgomery Clift a Ben Affleck

Escribimos estas líneas mientras escuchamos de nuevo el blues de Reenlistment en la voz del país la cantante Merle Travis, que tuvo un pequeño papel en la película coral de Fred Zinnemann De aquí a la eternidad (De aquí a la Eternidad , 1953). De las canciones que Los hijos de los Pioneros interpretaron para la llamada Trilogía de Caballería Ningún otro de Ford había reflejado mejor en el cine los deseos de un soldado –acantonado en la base militar de Schofield (Honolulu) en los días previos al atentado del 7 de diciembre de 1941–, mostrando la tristeza de verse desarraigado de la mano del blues de aquellos quienes hicieron del ejército su familia. Fue rodada en un b/n que no sólo acentuaba su dramatismo, sino que nos privó del color de la exuberante isla de Oahu y de poder apreciar las maravillosas camisas hawaianas de sus protagonistas y estaba basada en la exitosa novela homónima de James Jones, un best seller que sería el primer libro de una trilogía con tintes autobiográficos, ya que su autor había estado destinado en Hawaii en 1941. Ganó ocho premios de la Academia y ha resistido maravillosamente el paso del tiempo, siendo revivido con frecuencia en televisión. La fuerza de sus personajes tensiona constantemente el desarrollo de la trama hasta el punto de llevarlos a un fatalismo que no siempre es independiente de su voluntad, aunque pueda parecerlo, sobre todo cuando se desata el ataque a la base naval de Pearl Harbor, que precipita todo. El gran talento de sus actores permite percibir los matices de un guion en el que, si bien se rebajó considerablemente la atrevimiento y la frescura de la novela, todavía hay aspectos subyacentes, como la homosexualidad, que no se pudieron discutir en su momento. La película trata sobre la amistad entre los rebeldes Prewitt (Montgomery Clift) y Maggio (Frank Sinatra), del sargento mayor. El alcaide que nunca quiso ser oficial (Burt Lancaster), el atractivo de la esposa del capitán, Karen, que evocaba los deseos de los soldados (Deborah Kerr) y la prostituta Lorena, que los cumplió y que no puede evitar enamorarse. con Prewitt (Donna Reed) (2).

Una mirada a Pearl Harbor a través del cine y la recreación histórica.

Como recreadores estábamos especialmente interesados ​​en sus camisas hawaianas , una prenda que precisamente ha llegado a este país a través del cine. Nació en los años 20 y 30 del siglo pasado, según la revista Smithsonian, en una época en la que la clase media norteamericana se apropiaba de ciertos símbolos de la cultura hawaiana, como la música, popularizando el ukelele, y representaba una cierta idealización de el paraíso que vendría muy bien en tiempos de la Gran Depresión. En cuanto a su origen, todo indica que fueron las mujeres japonesas de las islas quienes confeccionaban aquellas camisas con el tejido de los kimonos, que tanto gustaron a los hombres a partir de entonces. Si para recrear a las mujeres hawaianas nos inspiramos en películas como De aquí a la eternidad o Hawái azul (Norman Taurog, 1961, protagonizada por Elvis Presley), fue la película homónima de 2001 de Michael Bay con Ben Affleck y Josh Hartnett en sus papeles principales la que nos llevó hasta Pearl Harbor. Era la oportunidad de reinterpretar el avión tejano en la rotonda del aeropuerto Seve Ballesteros de Santander y pensamos que con un poco de edición (tú juzgas el resultado) podríamos utilizar algunas de sus imágenes más icónicas y reconocibles para recrear una escena del Santander. aeródromo de Hickam momentos antes del ataque japonés, donde ambos actores (los pilotos de combate Rafe McCawle y Daniel Walker) aparecieron precisamente con hawaianos. La película construyó su trama en torno a la amistad de sus protagonistas y la exagerada e increíble –por almibarada y sentimental– historia de amor de ambos con la enfermera Evelyn Johnson (Kate Beckinsale), quien también estaba destinada a Pearl Harbor. Es una especie de revisión de la película de 1970 Tora! ¡Tora! ¡Torá! –que era prácticamente un documental– con todo el artificio que el cine de nuestros tiempos es capaz de ofrecernos un gran espectáculo visual que busca la complicidad del espectador y no la acaba de conseguir, a pesar de todos los esfuerzos de Disney, que no lo consiguió. ahorrar en gastos para promocionarlo, incluido un gran estreno en la propia base aérea naval de las islas hawaianas. Las críticas fueron despiadadas con ella.

Una mirada a Pearl Harbor a través del cine y la recreación histórica.

La tragedia de Arizona

Como en otras ocasiones en las que habíamos hecho de la necesidad virtud, las expectativas generadas tras recrear a los dos pilotos de Hickam nos animaron a ir un paso más allá con otra propuesta que si bien era no exento de riesgos, nos mostró el potencial que la elección del escenario –y, sobre todo, la del objeto de homenaje– podía aportar al campo de la memoria, haciendo llegar nuestras imágenes a miles de personas en todo el mundo. en el prestigioso foro de recreación histórica @ww2gear. Se trataba del USS Arizona, el acorazado hundido por la aviación naval japonesa arrastrando a la muerte a 1.170 hombres de los 1.512 que componían la tripulación y fue convertido en un monumento nacional que actualmente recibe una media de 4.000 visitantes diarios (3). El hilo conductor volvería a ser la película de Michael Bay y para recrearla elegimos la escena en la que los marineros que se encuentran en el agua observan cómo los dos cazas Curtiss P-40 tripulados por McCawley y Walker vuelan sobre sus cabezas, lo que nos interpreta libremente desarrollando una escenografía complementaria:uno de ellos está al límite y tiene que ser ayudado por su compañero, que tira de él hasta que es rescatado por uno de los muchos barcos alistados para sacar a los supervivientes del agua. La carroza salvavidas está inspirada en una original que fue subastada en 2018 y comprada por el Museo Internacional de la Segunda Guerra Mundial en Natick, Massachusetts. A pesar de los modestos medios, nuestra propuesta tuvo una gran repercusión y creemos que no se había planteado nada similar en recreación histórica.

Una mirada a Pearl Harbor a través del cine y la recreación histórica.

Escala en Hawái

El cine de Hollywood está lleno de películas dedicadas a la Marina estadounidense en la Segunda Guerra Mundial. Entre los títulos más recordados No eran imprescindibles (Eran prescindibles , 1945), El motín de Caine (El motín de Caine , 1954), Parada en Hawaii (Señor Roberts , 1955) y otras películas sobre la campaña del Pacífico, que consumió recursos inimaginables en ese inmenso escenario. El tercer y último escenario que os mostramos trata sobre dos marineros a bordo de un buque de guerra con escala en Pearl Harbor, intentando emular el espíritu de la famosa comedia de John Ford que da título a esta entrada y que anteriormente triunfó en los teatros de Broadway. con Henry Fonda en el papel principal (el teniente Douglas A. Roberts), a quien secundaron en su versión cinematográfica James Cagney (Capitán Morton) y Jack Lemmon (Alférez Frank Thurlowe Pulver), dos actores en estado de gracia. Para ello nos acercamos a la localidad cántabra de Limpias, que exhibe al aire libre algunos elementos patrimoniales relacionados con la Segunda Guerra Mundial o posteriormente modernizados con sus correspondientes modificaciones, como la torre del destructor Gravina (lanzado como USS Furse en el finales de la Segunda Guerra Mundial y perteneciente a la clase Gearing), una mina Orinque, una dirección de tiro y un cañón antiaéreo Bofors de montaje sencillo. Este último tuvo que ser editado digitalmente para adaptarlo a la escenografía y mostrar a dos artilleros esperando la llegada de algún temido kamikaze, que nos llevaría al final de la campaña del Pacífico. Precisamente la época en la que transcurre la trama de Escala en Hawaii tiene lugar. .

Una mirada a Pearl Harbor a través del cine y la recreación histórica.

En estas imágenes que aquí os mostramos tenemos intentó combinar recreación histórica, cine y memoria con Pearl Harbor como hilo conductor, aprovechar los medios a nuestro alcance para llegar a un público amante del séptimo arte. El cine, el documental histórico y la recreación tienen en común al espectador, el público. La interacción (o la falta de ella) entre el producto resultante y el público es clave para entender su reacción diferida (cine y documental), mientras que la relación entre el espectador y el resultado final es mucho más activa y directa en la recreación histórica ( cercano al teatro en sus representaciones o decorados, que nunca son idénticos por la propia improvisación del actor), pero es efímero y sólo se "inmortaliza" con el uso de la cámara fotográfica o de vídeo, acercándonos así al documental y el cine con la interpretación de un hecho histórico ficcionalizado, que también pueden servir como recreadores para estos fines. Gracias a Eder Artal, Iñaki Peña Eguskiza y Eneko Tabernilla por la composición de los personajes, a Rogelio Piedra por su imprescindible ayuda, ya sea como patrón del barco o apoyando de cualquier otra forma esta producción, mientras un servidor se encargaba de la planificación. de los decorados y la coordinación de todo este esfuerzo recreativo que esperamos sinceramente que haya sido de vuestro agrado.

Notas

  • Citado en Félix Murcia. (2000). El paisaje en el cine. El arte de la apariencia. Madrid:Fundación de Autor.
  • Tendría un remake en la miniserie homónima de 1979, de la que destacaremos el Globo de Oro a la mejor actriz de televisión que ganó Natalie Wood en 1980.
  • Monumento al USS Arizona

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