No es la primera vez y me temo No será el último, que abordamos en Un Paseo por la Historia el tema de la cultura tartésica. Esta vez desde un punto de curiosidad por las múltiples interpretaciones que se le han dado a las estelas guerreras encontrado en el suroeste de la Península Ibérica, así como su posible relación con Tartessos. Añadir que fueron elaborados en el largo periodo de cinco siglos comprendido entre los siglos XI-VI a.C., hecho que hay que tomar con toda la cautela posible.
Por otro lado, no es de extrañar encontrar una de estas piezas en los periódicos digitales de los últimos años. Normalmente estas son causa de coincidencias, desde un tractor que atropelló a uno de ellos mientras araba, hasta el hallazgo en el muro de una antigua propiedad agrícola. O el caso paradigmático de la estela que fue reutilizada como primer paso de ingreso al santuario de Cancho Roano. Es en este punto donde radica el principal problema para su conocimiento, la llamada "falta de contexto arqueológico", que ha dado lugar a un sinfín de especulaciones para encontrar su verdadero significado social.
Sobre este último aspecto, a modo de resumen, podemos señalar que son tres las hipótesis principales sobre las que hemos trabajado. La primera; que son “estelas funerarias ”, esta hipótesis surgió tras uno de los primeros descubrimientos importantes, la estela de Solana de Cabañas, que, aunque no está confirmada, parece haber aparecido sobre unos restos humanos.
La siguiente hipótesis está directamente relacionada con la economía, especialmente con el período tartésico. Sin una certeza clara, se piensa que podrían tratarse de marcadores territoriales , situadas en las rutas de trashumancia para el aprovechamiento de los pastos, principal motor económico junto con la minería de los tartésicos. Pero sin descartar que pudieran servir como límites de campos de cultivo en el rico valle del Guadiana, o en lugares estratégicos de paso de comerciantes de productos mineros. Lo evidente es que si ese fue el motivo de su elaboración, habría que sopesar que fueron posteriores, en el momento en que Tartessos se convirtió, bajo la protección de griegos y fenicios, en una entidad política estable, y por tanto generadora. de grandes excedentes comerciales, y evidentemente con la figura del liderazgo guerrero detrás de esta economía.
Por último, resaltar el aspecto religioso , con el nacimiento de la supuesta sociedad tartésica, que, como veremos al presentar el último de los ejemplos de estelas guerreras, supo trasladar los cultos orientales y adaptarlos a las antiguas tradiciones de la Península Ibérica.
Estelas básicas y estelas tartésicas.
Hasta la fecha se han catalogado más de 150 estelas, estas han estado situadas, desde finales del siglo XIX, en el cuadrante suroeste de la Península Ibérica. En un principio fueron llamadas “estelas funerarias”, por la de Solana de Cabañas y su evidente proximidad con el Alentejo, donde siempre han estado vinculadas al entierro de un importante representante de la comunidad, lo que hizo que fueran comparadas erróneamente. A partir de los años 80 del siglo XX, al ver que su origen ya no estaba tan claro, por la falta de un enterramiento asociado, se empezaron a llamar “estelas del suroeste”, obviamente lo más sencillo era no mojarse y simplemente nombrar su origen geográfico. .
Ante la imposibilidad de contar con un método de datación confiable y la falta de un registro arqueológico que sirva como marco temporal, en los últimos años ha habido una tendencia, basada en la simbología representado en las estelas para separarlas en dos períodos.
La estela guerrera básica.
En este primer caso estaríamos hablando de las estelas más antiguas, realizadas en la etapa pretartesiana entre los siglos XI-IX a.C. Sus autores parecen haber sido los habitantes del bronce final atlántico, por lo que estas estelas tendrían un alto componente celta procedente de los movimientos migratorios atlánticos. Su distribución geográfica, a pesar de que se han encontrado por todo el suroeste, se observa en mayor número al norte del río Guadiana.
Estela del Guerrero Brozas
Como se ha dicho, los elementos representados son los que nos ayudan a conocerlos un poco mejor; En ninguna de las estelas básicas falta un escudo redondo, al que hay que sumar lanzas, espadas o flechas que completaban la panoplia de un guerrero, por cierto que estas últimas pueden aparecer o no en las estelas. Como ejemplo tenemos la estela de Brozas , con su escudo de tres círculos concéntricos y una muesca en "V", en la parte inferior una espada y en la superior una lanza, entre esta última y el escudo aparecen una serie de objetos que se sumarían al ajuar del guerrero a modo de posible espejo, objeto muy relacionado con el mundo funerario.
Las estelas del guerrero tartésico.
Para conocer el siguiente paso en el proceso de transformación de las estelas, debemos reflexionar sobre el posible momento del nacimiento de la cultura tartésica. Hoy se explica como un encuentro de culturas, en un espacio geográfico en torno a las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, en el que existe un posible desfase demográfico dada la falta de un registro arqueológico claro en torno al cambio de milenio. Aprovechando esto, en un momento determinado los individuos que habitaban al norte del Guadiana, inician un descenso hacia el Guadalquivir, donde se encuentran con elementos orientales, más bien fenicios, establecidos en la costa. Su interacción se considera el nacimiento de la cultura tartésica.
Estela de guerrero de Solana de Cabañas
De esta época sería una de las estelas más interesantes encontradas en la Península Ibérica. La llamada Estela de Solana de Cabañas , encontrada a finales del siglo XIX y actualmente expuesta en el MAN de Madrid. De todos los objetos grabados en esta estela destaca el carro de la parte inferior, al que se le asigna un componente orientalizante de la figura del guerrero, que en este caso sí aparece en la estela junto con la panoplia del guerrero. Es decir, el supuesto encuentro cultural ya está consolidado.
Desde los siglos VIII-VII a.C., la cultura tartésica está bien establecida en el suroeste. Especialmente la cuenca del río Guadiana, se convierte en uno de los lugares más ricos de la Península Ibérica. Además de las explotaciones mineras y ganaderas, la rica agricultura del valle con productos orientales como la vid, se unen para la consolidación de una rica sociedad guerrera y aristocrática. Es bajo el amparo de estos últimos que debieron nacer santuarios como el de Cancho Roano, aunque bien podría ser que estos tuvieran un paso previo en la estela de guerreros.
Estela guerrera de Magacela
Me llamaron la atención los estudios del profesor tinerfeño Antonio Tejera Gaspar, según el cual los personajes registrados en las últimas estelas son divinidades surgidas del componente fenicio de la sociedad tartessa. Como ejemplo la Estela de Magacela , hoy también expuesto en la MAN de Madrid. Mientras que algunos ven la figura de un guerrero con casco, dicho profesor prefiere verlo como el dios Baal (normalmente asignado al mundo de los toros) en la cultura cananea.
A modo de conclusión.
Como dice Sebastián Celestino Pérez en su artículo; “las estelas occidentales y el componente autóctono en Tartessus ”, en el nº 12 de la revista Desperta Ferro Arqueologia &Historia dedicada a Tartesso; “Aún esperamos encontrar esa estela en su contexto arqueológico, que nos ofrecerá la pista definitiva para encontrar la función de las estelas de los guerreros tartésicos ”. A lo que sólo queda añadir, que posiblemente el conocimiento de la verdad sobre estas estelas, pueda acercarnos a conocer el mito de Tartessos.
No quiero concluir sin recomendar a los apasionados de Tartessos, el maravilloso nº12 de la revista Desperta Ferro:
Despierta ferro y tartessos
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