Historia antigua

La Paz de Westfalia (1648), el día que cambiamos la cruz por la bandera.

La Paz de Westfalia (1648), el día que cambiamos la cruz por la bandera.

El período histórico de la Edad Moderna se caracteriza por guerras, pactos, tratados y paz sin fin. Aunque de todos estos acontecimientos, la Paz de Westfalia, según gran parte de la historiografía, marcó un antes y un después a la hora de buscar “excusas” para iniciar una nueva guerra.

Contexto histórico.

A principios de la década de 1640, la mayoría de los países europeos estaban inmersos en feroces conflictos militares. Entre ellos; La guerra de los 80 años, en la que el Imperio español había intentado sin éxito mantener el control sobre los territorios de los Países Bajos. Y sobre todo la guerra de 30 años, que estaba acabando con los últimos restos del Sacro Imperio Germánico, una de las mayores potencias de la Edad Media. Ambos fueron sinónimo de destrucción, hambruna y epidemias que devastaron gran parte de Europa, con especial intensidad en el corazón europeo. Buscando un vínculo común entre ambas guerras, la Reforma Protestante, liderada por Martín Lutero a principios del siglo anterior, jugó un papel muy destacado.

De ahí que a principios del siglo XVII la “excusa” favorita para la guerra fuera la religión. El Imperio Germánico se había convertido en un verdadero polvorín entre católicos y protestantes. Ya que, a pesar de la supuesta libertad de culto, los obispos católicos, apoyados por los príncipes alemanes afines al poder religioso que emanaba de Roma, deciden frenar el imparable ascenso del protestantismo, en un periodo donde la quema de iglesias luteranas se había vuelto habitual. La guinda del pastel se puso cuando un católico, Fernando II, se convirtió en emperador.

Los vecinos del norte aprovecharon el desencadenamiento de la guerra interna. Tanto Dinamarca como Suecia, dos potencias en expansión gracias al rico comercio báltico, decidieron aprovechar los problemas alemanes para empezar a anexar territorios costeros. El Imperio español, sin olvidar su viacrucis de los Países Bajos, está abocado a un nuevo conflicto como defensor de los territorios de los Austrias de turno. Pero sin duda la que mejor se retrata con la “excusa” de la religión es Francia. Un país católico en manos del cardenal Richelieu, que decide intervenir en protección de los principados protestantes, sin duda en busca de los ricos territorios de Europa central.

Este simple análisis de los acontecimientos de la guerra de los 30 años deja claro que el deseo de poder es lo único que movió a todos los países europeos en el siglo XVII. Ni más ni menos que lo que ha movido al ser humano a la guerra desde los albores de la historia, todo lo que se le ha anexado son simples excusas. Lo ocurrido en esta guerra fue tan evidente que las potencias europeas reunidas en Münster y Osnabruck, ambas ciudades de la histórica región alemana de Westfalia en 1648, se ven obligadas a sentar las bases para un cambio de “excusa”. La religión que había sido predominante durante toda la Edad Media y prácticamente desde la caída del Imperio Romano de Occidente, tuvo que dar paso a una nueva, razón por la cual los presentes deciden colocar las banderas como una nueva excusa para iniciar una guerra. /Q>

La Paz de Westfalia, acuerdos territoriales.

La Paz de Westfalia (1648), el día que cambiamos la cruz por la bandera.

Europa después de la Paz de Westfalia

Como era habitual en los tratados de paz durante la Edad Moderna, las transformaciones territoriales, aunque no muy grandes, implicaron cambios importantes que darán que hablar en la historia de Europa.

Los principales beneficiarios territoriales fueron los suecos, que unieron los antiguos territorios de la desembocadura del río Elba, tras la Paz de Westfalia, a los ricos territorios del norte de Pomerania, en el otro importante desembocadura del río Oder. Ambos suponían que se convertiría en la potencia del Báltico. Francia también arañaba un buen número de territorios fronterizos, entre ellos la rica región de Alsacia, que se convertiría en motivo de conflicto entre franceses y alemanes durante los siglos XIX y XX.

En Westfalia nacieron dos nuevos países que venían reivindicando desde hacía tiempo:El primero de ellos Suiza , una confederación de cantones alrededor del norte de los Alpes, que había estado funcionando con gran autonomía durante siglos, pero que después de Westfalia logró la independencia total del Sacro Imperio Germánico. La segunda de ellas fue Holanda, las Provincias Unidas que se emanciparon del Imperio español en 1581, y que en Westfalia lograron finalmente el reconocimiento europeo como nuevo país. Aunque de menor repercusión en aquel momento, pero trascendental en un futuro próximo, se trató del refuerzo territorial al este del Electorado de Brandeburgo, que acabaría formando el Reino de Prusia, los mimbres de la actual Alemania.

La Paz de Westfalia (1648), el día que cambiamos la cruz por la bandera.

Celebración de la Paz de Westfalia en el Grote Markt de Amberes

La nueva Europa de la que nació Westfalia.

La figura del Papa de Roma, que fue el gran intermediario entre los reinos cristianos europeos, había perdido ahora todo su poder con el nacimiento de los estados protestantes en Europa. Westfalia había acabado de un plumazo con las dos grandes potencias de la Europa medieval, el propio Papa de Roma y el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que en adelante no sería más que uno de los reyes europeos. Incluso acabará con menos poder que algunos de estos, ya que tras la Paz de Westfalia nació un nuevo concepto también en los territorios germánicos. De ahora en adelante, las ciudades, condados o electorados serían considerados nuevos estados con poder de decisión independiente, en asuntos religiosos o de política internacional.

La Paz de Westfalia (1648), el día que cambiamos la cruz por la bandera.

Sello conmemorativo de la Paz de Westfalia

El nacimiento de una política laica internacional necesitaba nuevos referentes, la supuesta igualdad entre estados católicos y protestantes tenía que ser regida por un nuevo estamento. La necesidad de regular estos aspectos motivó el nacimiento del Nuevo Derecho Internacional que dirigirá los diseños de Europa hasta el siglo XIX. Si dijéramos que dicho Derecho Internacional es una novedad de la Paz de Westfalia, estaríamos omitiendo la realidad, los pactos entre estados existen desde que existen las guerras. Pero Westfalia sentó las bases del consenso internacional, de modo que estos pactos se regularon, y no precisamente mediante una cruz, sino mediante las nuevas banderas nacionales.

Este Derecho Internacional fue recogido ya a mediados del siglo XX, tras las dos guerras mundiales para el nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas. Habían pasado tres siglos desde la Paz de Westfalia. Tres siglos donde el ser humano luchó con la excusa de una bandera. Sinceramente me da rabia pensar que un trozo de tela sigue sirviendo para que nuestros dirigentes nos lleven a guerras continuas. Pero no olvidemos en ningún momento que la bandera es la nueva “excusa”, ya que la única causa sigue siendo la excesiva obsesión por el poder del ser humano.

Más información:

La Edad Moderna (siglos XV-XVII), Luis Ribot, Marcial Pons, 2016

Imágenes:commons.wikimedia