Por mí. Cláudio Fernandes
Cuando se trata del imperialismo, algunos aspectos siempre deben analizarse juntos. Los principales son:Nacionalismo , Neocolonialismo y unión entre el capitalismo financiero y el capitalismo industrial. Estos aspectos resumen el panorama político, económico y cultural de un periodo que va desde la década de 1870 hasta 1914, año en el que comenzó la Primera Guerra Mundial.
El término “Imperialismo” obviamente sugiere una “Era de los Imperios”; en gran medida esto es lo mismo. Pero, conceptualmente hablando, el Imperialismo del siglo XIX consistió en un tipo de política expansionista de las principales naciones europeas, cuyo objetivo era la búsqueda de un mercado de consumo, mano de obra barata y materias primas para el desarrollo de las industrias.
Este fenómeno de expansión de los países europeos comenzó cuando, tras las Revoluciones Burguesas de los siglos XVII y XVIII y la formación de naciones modernas en Europa (como Alemania, Italia y Francia), Hubo un intenso proceso de industrialización en estos países. La industrialización, por tanto, generó una fuerte competencia entre naciones, que comenzaron a disputar territorios y establecer sus fronteras con ejércitos modernizados y una diplomacia sofisticada. Este proceso acentuó gradualmente el carácter nacionalista de los países europeos.
Al mismo tiempo, la industrialización también requirió una integración económica sin precedentes. El capital generado por la industria, es decir, toda la riqueza del proceso de producción –desde la maquinaria hasta los productos de consumo– necesitaba crédito y apoyo financiero. Los sectores del capital financiero (bancos y bolsas de valores) comenzaron a integrarse con el sector industrial, creando así formas de estructurar la complejidad de la economía mundial integrada.
Y, al igual que en los siglos XV, XVI y XVII, cuando naciones europeas como Portugal y España promovieron la colonización del continente americano (y de estas colonias extrajeron materias primas y desarrollaron sistemas de organización política y administrativa), las naciones imperialistas industrializadas del siglo XIX promovieron la colonización de regiones de África, Asia y Oceanía.
El proceso de expansión hacia estas regiones estuvo marcado por diversas tensiones y guerras. África, por ejemplo, tenía su territorio dividido en aquella época entre naciones europeas, en un evento llamado Conferencia de Berlín, que tuvo lugar en noviembre de 1884. Esta división se caracterizó por una total arbitrariedad, tribus africanas enteras quedaron desagregadas con la división, mientras que algunas se fusionaron con otros que eran sus rivales históricos. Inglaterra, en aquella época, pasó a ser conocida como el gran Imperio “donde el sol no se pone”, precisamente por su vasta expansión, que incluía grandes países como India y Australia.
El imperialismo alcanzó su punto de saturación a principios del siglo XX, cuando las tensiones nacionalistas se volvieron más vehementes. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) es consecuencia directa de esta saturación.
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