Historia antigua

Un chicle prehistórico

Un chicle prehistórico

El chicle se obtuvo de la corteza de abedul • THEIS JENSEN / UNIVERSIDAD DE COPENHAGUE / SERVICIO DE PRENSA

¡Es sorprendente lo que puede revelar un trozo de abedul masticado hace 5.700 años! Este "chicle" prehistórico fue descubierto durante unas excavaciones arqueológicas en la isla de Lolland, en el sur de Dinamarca, un lugar donde el barro conserva especialmente bien los restos orgánicos, lo que ha permitido conservar de forma notable el ADN de su propietario. O más bien su propietaria, porque el estudio demostró que se trataba de una mujer, de cabello castaño y ojos azules, ¡y que acababa de comer pato y avellanas! Era genéticamente cercana a los cazadores-recolectores de Europa occidental. Los pequeños rastros de dientes que el "masticador" dejó en la masa indican que era joven. El estudio de este genoma, el primer humano antiguo completo extraído de un elemento distinto de los huesos, fue realizado en Dinamarca por el Instituto Global de la Universidad de Copenhague.

El "chicle" era en realidad una pasta negruzca que se obtenía calentando corteza de abedul. Se utilizaba como pegamento en la fabricación de herramientas como puntas de flecha, pero probablemente también se masticaba, porque este árbol tiene propiedades antisépticas que pueden aliviar el dolor de muelas, por ejemplo. Estas propiedades también han permitido atrapar el ADN "inhibiendo su descomposición microbiana y química", según los investigadores.

Flora microbiana

El ADN microbiano también permaneció en la flora bucal del consumidor, y las familias de bacterias identificadas se consideran parte de la microflora normal de la boca humana y del tracto respiratorio superior. Algunas de estas bacterias causan problemas como inflamación de las encías o neumonía. Lo que podría ayudar a comprender cómo evolucionaron y se propagaron los patógenos. Los investigadores también encontraron ADN de pato y avellanas, lo que les hizo creer que la joven los había consumido. Unos meses antes se habían descubierto chicles de este tipo en Suecia, con una antigüedad de 9.000 años, pero su ADN era menos detallado.