Un oso polar, por Nicolas Maréchal • WIKIMEDIA COMMONS
Favila, segundo rey de Asturias, murió en el año 739 bajo las garras de un oso pardo (Ursus arctos ) en los altos de Cangas de Onís, según la Crónica de Albelda y la de Alfonso III. Un dicho popular español, inspirado en este episodio, advierte a los recién llegados de un peligro que aparentemente costó la vida al soberano:“Date prisa, Favila, o te alcanzará el oso. »
Reservado de caza
El oso siempre ha desempeñado un papel protagonista en la historia del continente europeo y, más concretamente, en la Edad Media. En la Península Ibérica se encontró en las principales montañas de Castilla y en otras regiones recogidas en el Tratado de Caza. , guía de caza encargado en el siglo XIV th siglo por Alfonso XI de Castilla. En aquella época, la caza de osos estaba reservada casi exclusivamente a la familia real y la aristocracia. Así, algunos reyes de Aragón prohibieron a sus vasallos disfrutarlo para conservar el monopolio, como Jacques II, Alfonso V o Fernando II el Católico. Un oso también asustó a este último y a su mujer, Isabelle, mientras se encontraban en el condado de Real de Manzanares.
Fernando II envió una carta al Consejo de Sevilla pidiéndole que prohibiera la caza de "cerdos, osos, ciervos y ciervos salvajes" en una finca a lo largo del Guadalquivir, para reclamar el acceso exclusivo a su rica fauna. Varias crónicas cuentan que Felipe II, su bisnieto, mató al último oso de Madrid en los altos de la aldea de El Pardo, cuando aún era príncipe.
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Varios escudos atestiguan la abundancia de osos, como los de los municipios de Madrid, Berlín o Berna. Según la tradición, el escudo de Madrid, con un oso apoyado sobre un madroño, representaría la riqueza del bosque:caza, árboles y madera. También encontramos esta imagen del oso y el madroño en el famoso y enigmático cuadro de Jérôme Bosch, el Jardín de las Delicias , expuesto en el Museo del Prado.
Los osos en diferentes posturas también aparecen en los capiteles y modillones de las construcciones románicas levantadas en comunidades de Cantabria y Asturias, en las provincias de León, Palencia y Navarra, y en las ciudades de Segovia o Soria. En Cangas de Onís, capitel del antiguo monasterio de San Pedro de Villanueva se recorre admirablemente los últimos momentos de Favila, desde la despedida de su esposa hasta su muerte.
Uniones entre osos y mujeres
A finales de la Edad Media, la dignidad de la que había disfrutado el oso dentro del reino animal y la sociedad humana comenzó a erosionarse. Luego se lo representa como un animal feroz, aterrador y cruel, al menos en las imágenes transmitidas por las fiestas paganas de los pueblos celtas y germánicos. En España, aún hoy, los carnavales de Salcedo (provincia de Álava), Bielsa (Huesca), Arizkun (Navarra) y Almiruete (Guadalajara) lo muestran como un animal proclive a hacer el mal y a perseguir a todos los participantes. El medievalista Michel Pastoureau explica que la proximidad morfológica del hombre y el oso, peludo y erguido sobre sus patas traseras, inspiró leyendas de unión entre osos y mujeres.
La desacralización del oso se refleja a través de sus sucesivas representaciones artísticas. Popular desde hace mucho tiempo en las iluminaciones de biblias, misales y beati. Según las crónicas, el oso ocupaba a menudo un lugar destacado en el arca de Noé, junto al león, el jabalí o el ciervo. La evolución de la iconografía, que poco a poco elevó al león al trono del reino animal, relegó al oso a un segundo plano e incluso lo expulsó del arca bíblica.
La Iglesia acaba asociando al oso con el diablo. En el siglo XII El siglo multiplicó las historias de monjes que habían visto aparecer al Maligno en forma de oso para agarrarlos y asfixiarlos en sueños. El color oscuro y la pelusa del animal lo acercaban a Satán, corroborando un comentario de San Agustín en sus Sermones. (V e siglo) sobre la lucha del rey David contra el oso y el león:Ursus est diabolus , “El oso es el diablo”.
El león en la cima de la sociedad
La novela de Renart, un bestiario compilado en el siglo XII y en el XIII
th
siglo, describe perfectamente el ascenso del león a la cima de la sociedad animal, en detrimento del oso. Adornado con todas las cualidades, el león, que responde al nombre de Noble, es un monarca encargado de impartir justicia y velar por el cumplimiento de la ley; Torpe y ridículo, el oso, llamado Brun, por el contrario suscita la burla y el desprecio de otros animales.