Primera página del manuscrito original del Edicto de Nantes, conservado en el Archivo Nacional (París) • WIKIMEDIACOMMONS
El Edicto de Nantes, firmado por Enrique IV en 1598, concedió a los protestantes un régimen de tolerancia limitada. Este no fue el primer edicto de este tipo. En 1563, al final de un año de guerra civil, el edicto de pacificación de Amboise impuso la coexistencia de las dos religiones, la antigua (católica) y la nueva (reformada), imponiendo el olvido de la violencia y reconociendo el derecho de los protestantes a practicar su religión donde ya existía, así como en los suburbios de varias ciudades y en las tierras de los grandes señores calvinistas. El principio establecido en 1563 sirvió de base para edictos posteriores.
Libertad de conciencia, libertad de culto
Cuando Enrique III murió en 1589, Enrique de Navarra se convirtió en rey de Francia. No tenía ningún interés en presentarse como protector de los protestantes. Ésta es la razón por la que tardó varios años en concederles un nuevo edicto de tolerancia. Bajo la presión de sus antiguos correligionarios, Enrique IV, que se había convertido al catolicismo en 1593, acabó firmando un nuevo edicto de tolerancia en abril de 1598.
La promulgación del Edicto de Nantes se justificó por el establecimiento de la paz en el reino. La libertad de conciencia concedida a los hugonotes estuvo acompañada de la libertad de culto, donde se aplicó en 1596 y en agosto de 1597, así como en los suburbios de dos ciudades por bailía y entre los grandes jueces. Unas 700 localidades estaban afectadas. El culto quedó prohibido en París, así como en los lugares de residencia de la corte. Los reformadores tenían derecho de acceso a oficinas reales, escuelas e instituciones caritativas. También podrían celebrar sínodos. En virtud de patentes no sujetas a registro, el rey prometió mantener a los pastores, a los profesores de las academias y a los regentes de los colegios protestantes. También otorgó lugares de seguridad, durante ocho años, que estaban ubicados en la "media luna reformada" del sur.
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Al regular estrictamente el número de lugares de culto, el Edicto de Nantes impidió la expansión del protestantismo, al tiempo que se restableció el culto católico en todo el reino. Fue abolido por Luis XIV en 1685, tras años de persecución contra los protestantes.