Historia antigua

Al-Andalus:el mito del paraíso perdido

Al-Andalus:el mito del paraíso perdido

La ciudad de Granada desde el Palacio de la Alhambra, residencia de los reyes nazaríes del siglo XIII al XV • ISTOCK

Se lo debemos a Ibn Jaldûn, pensador árabe del siglo XIV. siglo, una teoría original sobre los imperios. Según él, la única manera de crear riqueza es acumularla aumentando los impuestos. Por lo tanto, cualquier imperio presupone una masa subyugada y explotada de creadores de riqueza y una élite de guerreros.

En la tierra del Islam, el pacto del dhimma proporciona disposiciones especiales para la "Gente del Libro", judíos y cristianos; no están obligados a convertirse. Esto no significa que estén en pie de igualdad con los musulmanes, ya que están sujetos a discriminación fiscal, civil y legal. Pero esto es lo que explica por qué pudieron conservar la libertad de practicar su religión y una relativa autonomía jurídica.

¿Qué libertad religiosa?

Al permitir que las minorías religiosas vivan, trabajen y rindan culto libremente, ¿ha mostrado la España musulmana tolerancia? Necesitas saber de qué estás hablando. Hoy en día, la palabra tolerancia tiene connotaciones positivas. Se asocia con la apertura de mente, la libertad de conciencia y de culto, el respeto que se debe tener por lo que piensan los demás. Esta actitud es un fenómeno reciente; La libertad religiosa es una conquista de la historia. Dejemos de lado la imagen de una España 10 siglos por delante de la evolución del mundo.

En la Península Ibérica, entre el VIII vitro y el XV ésimo En este siglo, musulmanes, cristianos y judíos están igualmente convencidos de poseer la verdad. Sin embargo, si una religión es verdadera, las demás son necesariamente falsas. Autorizarlos sería, por tanto, reconocer el derecho al error, algo impensable en una época en la que se consideraba que la oposición a la fe era signo de trastorno mental. A falta de algo mejor, lo toleramos; pero tolerar no es respetar. La palabra tiene un sonido negativo:es apoyar más que permitir; cerramos los ojos ante lo que desaprobamos, pero seguimos convencidos de que nuestra religión es la única verdadera.

Fue contra esta concepción de tolerancia que el pastor Rabaut Saint-Étienne protestó ante la Asamblea Constituyente el 22 de agosto de 1789:“Reclamo para dos millones de ciudadanos útiles [los protestantes] sus derechos como franceses. No es tolerancia lo que piden:es libertad. Tolerancia ! el apoyo! ¡perdón! la clemencia ! ideas que son sumamente injustas hacia los disidentes, como es cierto que la diferencia de religión, que la diferencia de opinión no es un delito. Tolerancia ! ¡Pido que a su vez sea proscrita, y así será, esta palabra injusta que nos presenta sólo como ciudadanos dignos de piedad, como culpables a quienes perdonamos! »

Aparente benevolencia

Aun así, matizada, se ha idealizado la benevolencia que Al-Andalus habría mostrado hacia las minorías religiosas. Fueron constantemente víctimas de discriminación e incluso persecución. Fueron los almorávides (1056-1147) y luego los almohades (1130-1269) del Magreb quienes asestaron el golpe fatal a España, conocida como las “tres religiones”. El rigor religioso de los primeros contrasta con el eclecticismo y libertad de vida que encuentran en España; imponen el uso exclusivo del árabe y pretenden restaurar el dogma a su pureza original. Los almohades toman el poder. Son bereberes cuyo nombre significa "partidarios del único Dios". También ellos son intransigentes sobre la pureza de la fe y las obligaciones que de ella se derivan.

Ambos convierten por la fuerza a las minorías o las expulsan. Varios judíos encontraron refugio en Marruecos, la mayoría emigró a los reinos cristianos (Portugal, Castilla, Navarra, Aragón) donde los soberanos los acogieron. Lo mismo ocurre con los mozárabes. Del siglo XII En el siglo XIX, la benevolencia de Al-Andalus hacia las religiones del Libro –si alguna vez existieron– da paso a la persecución. Son pocos los judíos que viven todavía en la tierra del Islam. En cuanto a los cristianos, en la Granada de los nazaríes que tanto admiraban los románticos, los únicos que aún quedaban allí en los años 1480-1492 eran prisioneros, encerrados en cárceles. Los soldados de la Reconquista los liberaron y colgaron sus cadenas en los muros del monasterio de San Juan de los Reyes, en Toledo; Todavía quedan algunos hoy.

A partir del duodécimo th En el siglo XIX, la benevolencia de Al-Andalus hacia las religiones del Libro –si alguna vez existieron– da paso a la persecución.

Hay que abandonar el mito de una España musulmana acogedora y benevolente con las minorías religiosas. Los amos del país siempre han estado convencidos de la superioridad de su fe. Los judíos y los mozárabes nunca han pasado de ser súbditos de segunda clase. En el siglo XIV th y en el XV th siglo, la situación será la inversa. El cristianismo se convertirá entonces en la religión dominante y los soberanos aceptarán reinar sobre los infieles –musulmanes, esta vez, y siempre judíos–, que son tolerados, pero sometidos a discriminaciones de todo tipo. Hay, además, un signo inequívoco:las relaciones sexuales entre cristianos, judíos y musulmanes han sido frecuentes, aunque teóricamente prohibidas; por otro lado, no conocemos ningún caso de matrimonio mixto:no pudo haber ninguno.

Maimónides obligado a exiliarse

Hay hoy demasiada tendencia a idealizar la España de las tres religiones, de la que tenemos una imagen falsa. ¿Cómo podemos, por ejemplo, ver en Maimónides el símbolo de esta España multicultural hasta el punto de dedicarle una estatua en Córdoba, cuando es una de las víctimas más ilustres de la intransigencia religiosa? Procedente de una familia judía, Maimónides nació en la ciudad andaluza en 1135. Como muchos de sus correligionarios, recibió una educación árabe. Tenía 12 años cuando los almohades tomaron el poder. Estos sitúan a los judíos ante una elección:la conversión al Islam o el exilio.

La familia de Maimónides finge convertirse, luego se dirige a Fez y de allí a El Cairo. Ya a salvo, Maimónides regresó al judaísmo, se convirtió en rabino y médico, y compuso una obra filosófica y científica en árabe que le valió notoriedad internacional. Nunca regresó a su tierra natal, que ni siquiera menciona en sus libros. La intransigencia expulsó a Maimónides de su país; Hacer de él representante de una España tolerante y acogedora es una mala interpretación. Por tanto, es por abuso del lenguaje que hablamos de una España de las tres religiones. Al-Andalus era un país musulmán, las minorías religiosas nunca fueron realmente aceptadas allí y acabaron desapareciendo en el siglo XV siglo.

La intransigencia expulsó a Maimónides de su país; Hacer de él representante de una España tolerante y acogedora es una mala interpretación.

Incluso dentro del Islam los enfrentamientos no eran infrecuentes. En Al-Andalus existía un medio de ulemas más intransigente, más conservador, más temprano y mejor organizado que en Oriente. También hay violentos conflictos étnicos que, a partir del día 8 en el X ésimo siglo, oponerse a los árabes y a los muwalladûn (Hispanos convertidos al Islam). Todavía se observa la represión despiadada de cualquier rastro de chiísmo en Al-Andalus. Sólo entre los sunitas, los andaluces optaron por autorizar una única escuela de derecho y exégesis de la Ley divina, el malikismo, mientras que en Oriente la pluralidad de escuelas era la regla.

Lejos del Oriente perdido

A lo que se suma el tema del exilio. Expulsados ​​de Damasco en 750 por la revolución abasí, los omeyas que habían escapado del sable de los vencedores se retiraron a España. Por tanto, desde el principio Al-Andalus sirvió de refugio a aquellos vencidos que se consideraban de algún modo exiliados, lejos del Oriente perdido. Este apego a Siria no tiene para ellos nada anecdótico ni nostálgico. Expulsados ​​del Este, al menos en su opinión, por la revuelta de los no árabes convertidos al Islam, en particular los persas, los omeyas nunca dejaron de reafirmar sus derechos sobre una tierra de España que consideraban naturalmente hostil. A ellos les corresponde vengarse, esta vez en Occidente. El enemigo es siempre el mismo:el no árabe, el persa en Oriente, el hispano o el bereber en Occidente, siempre antiárabe. En estas condiciones, la tolerancia es menos importante para ellos que el mantenimiento de las costumbres sirias y del idioma árabe más puro. Si los musulmanes eran intolerantes hacia quienes compartían su fe, ¿cuál debe haber sido su comportamiento hacia las minorías religiosas?

Es al gran académico español Américo Castro a quien debemos el éxito relativo de una España musulmana tolerante y benévola hacia las minorías religiosas. Castro considera que España no es parte de Europa. No siempre fue de esa opinión. Antes de 1936, se había esforzado, por el contrario, en poner de relieve lo que los unía:el humanismo, el Renacimiento, la Ilustración. El libro que publicó en 1925 con el título El Pensamiento de Cervantes da testimonio de esta preocupación. Castro quiere demostrar que España participa plenamente de las corrientes culturales de Europa Occidental.

Esta orientación fue radicalmente cuestionada a partir de la guerra civil de 1936. A partir de entonces, fue la singularidad de España lo que atrajo la atención de Castro. Ahora piensa que es ajeno a los valores que constituyen Europa. Para él, el hecho decisivo es la invasión musulmana del 711; A partir de esta fecha, España se caracteriza por la convivencia de tres castas:cristianos, moros y judíos. La división del trabajo social es función de las creencias:en general, los musulmanes practican oficios manuales o se especializan en determinados trabajos agrícolas (riego); los judíos se dedican a las finanzas y al comercio, ejercen profesiones liberales (son médicos o farmacéuticos) o incluso se dedican a actividades intelectuales; los cristianos, finalmente, aunque se dediquen a las tareas anteriores, son más bien campesinos, guerreros o monjes. Al principio las tres castas vivieron en buenos términos; Cristianos, moros y judíos se respetaban mutuamente. El avance de la Reconquista supuso la aniquilación de los musulmanes, relegados a una situación de inferioridad; los judíos fueron a su vez víctimas de la intolerancia cristiana; la era del conflicto condujo a la persecución (en particular con la creación de la Inquisición) y luego a la expulsión de judíos y musulmanes. Al hacerlo, España se habría mutilado; al privarse de dos comunidades dinámicas, habría provocado su propio declive.

España en busca de un ideal

Fue la guerra civil de 1936 la que llevó a Castro a desmentir la primera parte de su trabajo científico. Al arruinar las esperanzas que los liberales habían puesto en una evolución que colocara a España al mismo nivel que otras naciones europeas, este conflicto le hizo darse cuenta de que su patria estaba menos cerca de Europa de lo que pensaba. Un amargo descubrimiento que recuerda la decepción de otro intelectual español, el poeta Quintana, un siglo antes, cuando vio al ejército francés invadir España en 1823 para restaurar allí el absolutismo. En declaraciones al hispanista británico Lord Holland, Quintana no oculta su decepción:Inglaterra ha dejado que las potencias de la Santa Alianza hagan lo suyo; por eso pensaba que España no era una de las naciones civilizadas. La forma en que las democracias occidentales abandonaron la España republicana debe haber inspirado sentimientos similares en muchos intelectuales españoles:la intervención de los "Cien Mil Hijos de San Luis" en 1823 tiene el mismo significado que la no intervención de 1936:África comienza en los Pirineos …

En 1975, la muerte de Franco permitió expresar abiertamente la exaltación de Al-Andalus. Estábamos tentados a rehabilitar a las víctimas de la España imperial, judíos, moriscos, heterodoxos… Al-Andalus apareció como una tierra prometida, una época de prosperidad y apertura de miras. Unos años más tarde, la noticia llegó a encender pasiones. Algunos intelectuales o políticos han abrazado con entusiasmo la causa del Islam y Al-Andalus, un modelo de tolerancia...

En 1975, la muerte de Franco permitió expresar abiertamente la exaltación de Al-Andalus, presentándose como una tierra prometida, una época de prosperidad y apertura.

De ahí el éxito de Roger Garaudy (1913-2012). Este antiguo líder del Partido Comunista Francés se convirtió al Islam y descubrió la tierra prometida:Al-Andalus, un país en el que musulmanes, judíos y cristianos, en lugar de matarse como en el Occidente cristiano, intercambiaron ideas... Los políticos andaluces, buscando un proyecto para materializar la esencia de la nueva comunidad autónoma, se dejaron convencer. El alcalde de Córdoba, Julio Anguita, facilitó a Garaudy fondos para una fundación y puso a su disposición un monumento histórico, la torre de Calahorra. Garaudy instaló allí el Museo de las Tres Culturas. Un poco más tarde, en la misma línea, nació, con la ayuda de la Junta de Andalucía, un proyecto turístico-cultural, el “Legado Andaluz”. Un conjunto de exposiciones acompañadas de folletos constituiría la parte principal de la actividad. Para dar a conocer este período excepcional, organizamos jornadas donde exaltamos la figura de estas dos vidas paralelas, Averroes y Maimónides, dos contemporáneos, salvo que el segundo, como decíamos, se vio obligado a emigrar. para no ser víctima del fanatismo de los líderes islámicos.

Algunos nacionalistas han llevado al absurdo el mito de una Andalucía condenada a la decadencia desde que los musulmanes fueron expulsados. Según ellos, la historia de Andalucía se divide en dos períodos:una época de prosperidad, ya notable en la época prehistórica, luego en la época de Tartessos y de la Bética romana, prosperidad que floreció con la llegada de los árabes (se considera la época visigoda). un paréntesis sin gran importancia), y una época de decadencia que se inicia con la Reconquista cristiana. Habría por tanto dos Españas enfrentadas desde la Reconquista, como habría habido dos Francias irreconciliables desde 1789, la de la Iglesia y la de la Revolución.

Más información
Andalucía. Verdades y Leyendas, por Joseph Pérez, Tallandier, 2018.
Al-Andalus, la invención de un mito, por Serafín Fanjul, The Gunner, 2017.
Cristianos en Al-Andalus. De la sumisión a la aniquilación, por Rafael Sánchez Saus, Editions du Rocher, 2019.

Cronología
711
Los primeros contingentes moros desembarcan en Gibraltar. Inicio de la conquista del reino de los visigodos.
1031
Caída del Califato de Córdoba, un siglo después de su fundación. El territorio está fragmentado en reinos musulmanes, las taifas.
1085
La toma de la taifa de Toledo por Alfonso VI de Castilla marca un punto de inflexión en la historia de la reconquista de los territorios musulmanes.
1086
La dinastía almorávide es llamada a ayudar por las taifas. En 1118, Alfonso I i de Aragón retoma Zaragoza a pesar de todo.
1212
Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón obtienen la victoria de Las Navas de Tolosa.
1236
Fernando III de Castilla se apodera del valle del Guadalquivir. Córdoba cae en manos cristianas.
1492
Isabel de Castilla y Fernando II de Aragón se apoderaron de Granada en enero. Este es el fin de la Reconquista.

Los mozárabes:cristianos en un país islámico
Los mozárabes son cristianos que han conservado su organización municipal y su jerarquía eclesiástica (obispos, sacerdotes, monjes). A principios del X ésimo siglo, todavía habrían constituido las tres cuartas partes de la población de la España musulmana, proporción que se habría invertido en el siglo siguiente. La palabra y el concepto llegan tarde. Designan menos un fenómeno religioso que una realidad cultural:los mozárabes son cristianos arabizados; hablan árabe y, en contacto con los árabes, adoptan su forma de vida; El latín sigue siendo su lengua litúrgica, pero adoptan el árabe como lengua de cultura y comunicación. Mezclados con los moros –al parecer no vivían en barrios separados– acabaron integrándose en la sociedad musulmana. Pero aunque fueron tolerados, aun así fueron derrotados. Se les mantuvo alejados de honores, dignidades y responsabilidades. No eran inmunes a las aflicciones. Por eso los mozárabes huían a los reinos cristianos del norte peninsular cada vez que tenían la oportunidad.


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