Las conquistas de Atila estuvieron impulsadas por varias motivaciones. Buscó acumular riquezas y recursos para sostener su imperio y mantener a su pueblo. También tenía ansias de gloria y reconocimiento, queriendo ser recordado como uno de los mayores conquistadores de la historia. Además, creía en su propio destino y la superioridad de su pueblo, lo que alimentó su ambición de establecer el dominio de los hunos sobre otras naciones.
El propósito de Atila se puede resumir en la búsqueda de conquistas, riqueza, gloria y el establecimiento de un poderoso imperio huno. Su objetivo era subyugar a tantas naciones como fuera posible y dejar un legado duradero como un gobernante formidable.