Reinado Corto: El reinado de Akenatón duró unos 17 años, relativamente corto en comparación con otros faraones de su época. Esto limitó la duración y el impacto de sus reformas religiosas.
Resistencia del Sacerdocio: El sacerdocio establecido en el antiguo Egipto estaba estrechamente vinculado a la religión politeísta tradicional. Se opusieron al cambio radical de Akenatón hacia el culto a Atón, por temor a una pérdida de poder e influencia. La resistencia del sacerdocio creó obstáculos importantes para la aceptación generalizada del atenismo.
Falta de apoyo popular: Si bien Akenatón construyó templos dedicados a Atón y promovió su ideología religiosa, hay pruebas limitadas de un apoyo público generalizado a sus reformas. Es probable que muchos egipcios permanecieran apegados a los dioses y rituales tradicionales con los que habían crecido.
Inestabilidad política: El reinado de Akenatón estuvo marcado por un deterioro de las relaciones exteriores y la estabilidad interna de Egipto. El enfoque en el culto a Atón y la construcción de una nueva capital (Akhetaten) desvió recursos de otras áreas de gobierno, lo que generó descontento e inestabilidad.
Reacción tras la muerte de Akenatón: Después de la muerte de Akenatón, sus sucesores, especialmente Tutankamón y Horemheb, desmantelaron rápidamente sus reformas religiosas. Restauraron la religión politeísta tradicional, desmantelaron templos dedicados a Atón y eliminaron de los monumentos las referencias al reinado de Akenatón. Esta reversión activa de los cambios de Akenatón puso fin efectivamente al período religioso centrado en Atón.
En general, la combinación de factores como el corto reinado de Akenatón, la resistencia del sacerdocio, el apoyo popular limitado, la inestabilidad política y las acciones de sus sucesores impidieron que sus cambios religiosos se afianzaran de forma duradera en el antiguo Egipto.