Toga: La toga era una prenda exterior drapeada que usaban los ciudadanos romanos. Los hombres ricos normalmente vestían togas hechas de lana fina o seda, a menudo teñidas de colores distintivos como el blanco o el morado. La toga se podía cubrir en diferentes estilos, con intrincados pliegues y pliegues que aumentaban la elegancia de quien la usaba.
Peinado: Los hombres romanos ricos prestaban gran atención a sus peinados. Los estilos comunes incluían cabello corto y rizado, elaboradamente peinado con rizadores y productos de peinado. Algunos hombres se teñían el cabello o usaban pelucas para lograr el look deseado.
Barba: Durante los primeros siglos de Roma, la barba era un símbolo de masculinidad y prestigio. En períodos posteriores, la preferencia por la barba tuvo altibajos, y los hombres más jóvenes a menudo preferían un aspecto bien afeitado. Sin embargo, los hombres mayores ricos frecuentemente lucían barbas bien cuidadas como signo de sabiduría y estatus.
Joyas: Los hombres romanos comúnmente usaban joyas como muestra de riqueza y gusto personal. Anillos, pulseras, collares y aretes eran adornos populares. Estos accesorios solían estar hechos de oro, plata o piedras preciosas como piedras preciosas, perlas y esmeraldas. Los hombres ricos pueden hacer que artesanos expertos hagan sus joyas a medida.
Accesorios de ropa: Los hombres romanos ricos podían complementar su atuendo con varios accesorios. Estos podrían incluir lujosos cinturones adornados con piedras preciosas o adornos metálicos, elaborados cierres de capas conocidos como broches y hebillas finamente elaboradas para sus sandalias o zapatos.
En general, los hombres romanos ricos buscaban irradiar sofisticación, elegancia y lujo a través de su apariencia. Ya sea a través de un cuidado meticuloso, ropa exquisita o joyas opulentas, usaban su vestimenta para mejorar su estatus social y distinguirse de otros en la sociedad romana.