En su programa "Un año y una época" en News24/7 en el 88.6, Thanasis Krekoukias prepara esta semana un homenaje al arqueólogo griego que realizó uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX.
La razón la explica el profesor Manolis Andronikos, que identificó la tumba del rey Felipe II, padre de Alejandro Magno.
En Vergina, una ciudad de la prefectura de Imimathia, construida en el sitio de la antigua Aige, la capital del antiguo estado macedonio, el 8 de noviembre de 1977, M. Andronikos identificó un complejo de tumbas reales macedonias, entre las que se encontraba la tumba de Asilito del rey Felipe II, padre de Alejandro Magno, que también era conocida como Tumba II de la Gran Tumba, es decir, la colina que pertenecía al cementerio de la antigua ciudad.
El funeral del rey Felipe II se remonta al año 336 a.C. y fue la ceremonia fúnebre más magnífica que ha conocido Grecia en tiempos históricos.
Dentro de una monumental funeraria, tumbado sobre un elaborado lecho de marfil dorado, con la pesada corona dorada de roble en la cabeza, el rey pasó a su morada eterna.
"La única dificultad que encontramos fue que cuando levantamos la tapa, podíamos ver claramente el contenido y teníamos que poder mantener la calma y continuar nuestro trabajo, a pesar de que nuestros ojos estaban deslumbrados por lo que estábamos viendo y la nuestro corazón se iba a romper de emoción", escribe característicamente el profesor en el libro "La Crónica de Vergina", publicado por la Fundación Educativa del Banco Nacional.
Y añade:"Puedo traer a mi conciencia muy claramente la reacción que experimenté cuando me dije a mí mismo:" Si la sospecha que tienes de que la tumba pertenece a Felipe es cierta - y la urna de oro venía a reforzar la exactitud de esta sospecha - sostuviste la urna con sus huesos en tus manos. Es increíble y terrible tal pensamiento, que parece completamente irreal." Creo que nunca he experimentado una perturbación así en mi vida, ni la volveré a experimentar."