En 1950, el PIB griego casi había vuelto a los niveles de antes de la guerra. Esto no niega el hecho de que Grecia todavía era un país pobre. El sector agrícola dominaba la economía y la mayoría de los habitantes del país vivían en pueblos y ciudades. La participación del sector industrial en general (manufacturas, energía, construcción) en el PIB fue sólo del 20%. La propia industria manufacturera representó el 11,7 por ciento del PIB y estaba dominada por sectores industriales "ligeros". Finalmente, el progreso que se había logrado era frágil y dependía de la ayuda estadounidense. El recorte de la ayuda obligó a Grecia a depender de sus propias fuerzas. La estabilización de la economía se completó con la devaluación del dracma en 1953, que allanó el camino para la restauración de la confianza pública en la moneda.
En 1973, el panorama había cambiado. Entre 1953 y 1973, el PIB griego se cuadruplicó y el desempleo cayó. El crecimiento se combinó con una baja inflación y sin problemas importantes en el comercio exterior. La economía estaba ahora dominada por la industria y los servicios, y la mayoría de la población del país vivía en ciudades. La esperanza de vida aumentó en 7 años. Los 1,3 millones de personas que se trasladaron del campo a las ciudades encontraron viviendas, normalmente de propiedad privada. La electricidad había llegado a casi todo el país y había una buena red de carreteras. En 1973, la participación del sector industrial en general representaba ahora el 35% del PIB. Dentro de este sector, la industria manufacturera despegó durante los años 1961-73 y en 1973 su participación en el PIB alcanzó el 21%. Al mismo tiempo, se produjeron cambios profundos en su composición. La rápida electrificación le permitió añadir a su potencial una serie de grandes unidades que reforzaron la posición de "industria pesada".
Los cambios anteriores fueron una manifestación del rápido desarrollo del país. La tasa de crecimiento promedio de la economía en el período 1953-73 fue del 7,2% anual, la más rápida de Europa y la segunda más rápida después de la de Japón entre los países de la OCDE. La clave para explicar el buen desempeño del crecimiento es el aumento en el volumen y la calidad de la inversión (nacional y extranjera, privada y pública) y su contribución al aumento de la productividad.
La política económica intervencionista seguida en estos 21 años fue diseñada para lograr un crecimiento impulsado por la inversión. Sus prioridades eran acelerar el crecimiento a través de la industrialización y preservar la estabilidad monetaria. Como la industrialización no se produce sin inversión, el primer objetivo consistía en fomentar la inversión nacional y extranjera proporcionando incentivos y salvaguardias a los posibles inversores. Los objetivos antes mencionados estaban sustentados en una red de reglas de política que fueron -un poco enriquecidas- por todos los gobiernos de la época:a) El mantenimiento de la estabilidad del tipo de cambio en 30 dracmas por dólar fue el ancla de la política monetaria. Aseguró la confianza en la moneda e impidió la creación de una psicología inflacionaria. b) Disciplina fiscal:El déficit público total se mantuvo bajo para no poner a prueba las entonces limitadas posibilidades de endeudamiento del Estado. Se suponía que la parte de consumo del presupuesto dejaría un superávit que financiaría la inversión pública en proyectos de infraestructura. La restricción del gasto público de los consumidores limitó naturalmente las posibilidades de crear un Estado de bienestar integrado, pero la inversión pública era la prioridad. c) Se controló el proceso de fijación de salarios para que el aumento de los salarios no excediera sistemáticamente el aumento de la productividad de la economía. d) El sistema bancario controlado se vio obligado a canalizar créditos en condiciones favorables a los sectores prioritarios:industria, agricultura, comercio de exportación.
El período de crecimiento se detuvo en 1973-74 bajo el peso de tres acontecimientos. El colapso del tipo de cambio fijo El sistema de Bretton Woods socavó los cimientos de la política seguida hasta entonces y marcó el comienzo de un período de caída continua del dracma y de elevada inflación. La cuadriplicación del precio del petróleo derribó la creencia (en la que se basaba parte de la economía griega) de que el coste del combustible permanecería bajo para siempre. Pero el acontecimiento más importante fue la caída de la dictadura y el establecimiento de la democracia más liberal que el país haya conocido jamás. Esta intersección afectó el desempeño de la economía y la forma en que se implementó la política económica.
El período 1974-80 fue una fase intermedia durante la cual las tasas de crecimiento del PIB y de la productividad se desaceleraron, cayendo a 3% y 2,3% respectivamente en promedio. La desaceleración estuvo acompañada de una alta inflación, pero el desempleo se mantuvo bajo. Al final de este período, Grecia se convirtió en miembro de la CEE y se comprometió a abolir gradualmente sus barreras protectoras contra los productos de los países de la CEE.
El desempeño de la economía se deterioró aún más en el período 1981-94:la tasa promedio de crecimiento anual del PIB cayó al 0,8% (la más baja de Europa) y la productividad laboral se estancó por completo. En los años 80, la inflación anual promedio alcanzó el 19% y el desempleo aumentó entre el 7% y el 8% de la fuerza laboral. El comercio exterior del país se deterioró notablemente y en 1985 y 1990 alcanzó un punto de crisis.
La ola de demandas redistributivas desencadenada por el poscolonialismo cambió fundamentalmente la política fiscal y de ingresos. Con excepción del bienio 1986-87, el de hecho las prioridades de la política implementada en el período 1974-90 fueron la redistribución del ingreso y la estimulación del consumo. La política salarial en 1975-78, 1982, 1984-85 y 1988-90 condujo a aumentos salariales mayores que las ganancias de productividad. Los efectos fueron:pérdida de competitividad, deterioro y - eventualmente - crisis del equilibrio externo, compresión de las ganancias y reducción de las inversiones (especialmente en la primera mitad de los años 80). El sector manufacturero fue el más afectado y en el período 1982-85 se convirtió en deficitario. Ante el riesgo de perder grandes porciones de la industria, se recurrió a la política cambiaria y crediticia para que actuaran como amortiguadores causados por la pérdida de competitividad y la reducción de las ganancias. A partir de 1975, el tipo de cambio del dracma cayó continuamente y hubo dos devaluaciones oficiales, en 1983 y 1985. El objetivo era permitir que las empresas industriales traspasaran algunos de los aumentos de costos a sus precios. El alivio proporcionado por la caída fue temporal pero los efectos inflacionarios permanentes. Y la adopción en 1982 de la indexación automática de los salarios afianzó un círculo vicioso de deslizamiento de precios-salarios (con poco efecto en la economía real). La disciplina fiscal fue abandonada gradualmente. En el período 1974-80 se "mediron" los déficits públicos. De 1981 a 1990 los déficits y la deuda pública aumentaron dramáticamente. La masa crítica de deuda que ha agobiado a Grecia desde entonces se creó en los años 1980. Las causas de los déficits fueron la inflación de los costes salariales públicos, el aumento de los pagos de transferencias (principalmente para las pensiones) y la inflación de los pagos de intereses de la deuda pública.
Cabe señalar que en la primera década del período poscolonial hubo una redistribución. Pero la forma en que se hizo tuvo efectos secundarios tales que hicieron problemática la continuación de la política de redistribución. El gasto social aumentó, pero la nueva disposición del sistema de protección social fue desproporcionadamente costosa en comparación con sus resultados.
El principal factor que explica la desaceleración y el estancamiento de los 20 años 1974-94 es nuevamente la relación inversión-productividad, con la diferencia de que fue la imagen invertida de los 20 años anteriores. En el período 1974-94, el volumen de inversión disminuyó y la menor inversión que se hizo no contribuyó al aumento de la productividad sino que atrapó a la economía en industrias en declive. Estos fueron particularmente críticos en un momento en que la integración al entorno más competitivo de la CEE requería una reestructuración de la estructura de la economía. Además, y a diferencia de lo que ocurrió en el período 1953-73, parte de la fuerza laboral se desplazó a servicios públicos y privados no comercializables, donde las perspectivas de crecimiento de la productividad eran menores.
Cabe señalar que en la primera década del período poscolonial hubo una redistribución. Pero la forma en que se hizo tuvo efectos secundarios tales que hicieron problemática la continuación de la política de redistribución. El gasto social aumentó, pero la nueva disposición del sistema de protección social fue desproporcionadamente costosa en comparación con sus resultados. Las pensiones han crecido más allá de la capacidad de los fondos y no se han abordado los problemas estructurales que amenazan su sostenibilidad. La creación del NHS en 1983 fue una iniciativa destacada, pero aún quedaban importantes lagunas. En educación, la proporción de alumnos por docente ha mejorado, pero los resultados del aprendizaje se están quedando atrás. Los beneficios sociales restantes tuvieron un efecto desproporcionadamente pequeño en la reducción de la desigualdad y la pobreza.
En 1990, la política de los años 80 había llegado a un punto muerto y su cambio era imperativo. La nueva política, revestida del prestigio de cumplir los criterios de Maastricht y entrar en la UEM, fue adoptada por ambos partidos en el poder y selló la década de los noventa. los déficits públicos fueron limitados y la deuda mostró tendencias decrecientes. A principios de 2000, se cumplieron las condiciones de Maastricht y Grecia fue aceptada en la eurozona. Además, durante la década se completaron importantes reformas:el cambio en el régimen de regulación del sistema crediticio, la liquidación/privatización de empresas en problemas y la liberalización de las telecomunicaciones.
El cambio en la política económica tardó en dar frutos. En la primera mitad de los años 90, las tasas de crecimiento siguieron siendo débiles. La razón principal fueron las dudas del mundo empresarial sobre si el gobierno que surgió en 1993 estaría igualmente comprometido con la nueva política. La reacción del nuevo gobierno ante el ataque al dracma de mayo de 1994 convenció a todos. En 1995 la economía comenzó a recuperarse impulsada por la reactivación de la inversión productiva pública y privada. La recuperación duró hasta 2007. Durante el período 1995-2007, la tasa media de crecimiento anual del PIB fue del 3,8%, superior a la media de la UE-15.
Sin embargo, a lo largo del camino, la recuperación se volvió cada vez menos sostenible. Con su participación en la eurozona, Grecia estaba llamada a:a) evitar una desviación sistemática de la inflación y los costes laborales unitarios de las cifras correspondientes de la eurozona, b) continuar la política de reducción de la deuda pública mediante pequeños superávits primarios, c) Aprovechar la esperada oferta de crédito barato para mejorar la productividad de sus sectores exportadores. Esto no sucedió. El aumento de los precios y los costes laborales mostró una desviación pequeña pero sistemática del promedio de la eurozona. Los superávits primarios de la década de 1990 se convirtieron nuevamente en déficits y se revirtió el curso de la reducción de la deuda pública. La inversión siguió aumentando, pero se dirigió principalmente a sectores no transables (principalmente vivienda). La combinación de expansión crediticia y fiscal y bajas tasas de interés reales generó condiciones de exceso de demanda. Esto provocó (especialmente en 2007 y 2008) un aumento sin precedentes del déficit de la balanza exterior y, en consecuencia, un aumento acumulativo del endeudamiento externo que era, principalmente, endeudamiento gubernamental.
La elevada deuda pública y externa, el creciente déficit público y externo hicieron que la economía fuera vulnerable. Con el advenimiento de la crisis de 2008-2009, los mercados internacionales pasaron de una fase de indiferencia hacia el riesgo crediticio a una fase de pánico. Comenzaron a deshacerse de bonos gubernamentales que consideraban inseguros, lo que disparó los rendimientos. Grecia estaba en la primera línea de fuego.
La gran debilidad fue el desempeño de las exportaciones. La base exportadora del país era muy estrecha. El porcentaje de las exportaciones griegas de bienes y servicios con respecto al PIB (y especialmente el de bienes materiales) fue el más bajo de la UE. Los productos griegos solían tener un bajo contenido tecnológico y una calidad mediocre. Las industrias de productos básicos estaban dominadas por empresas enanas que carecían de visión exterior. Las pérdidas de competitividad en materia de costos o precios estaban llegando a "sentarse" sobre estas debilidades estructurales. Los problemas estructurales, sin embargo, fueron más allá. En 2007, la estructura de la economía había cambiado en comparación con la de 1973. Después de decenios de estancamiento, la proporción del PIB del sector manufacturero -el principal sector comercializable- había caído de alrededor del 20 por ciento en 1973 a menos del 10 por ciento en 2007. del sector agrícola había disminuido del 16% del PIB en 1973 al 3,5% en 2007. En cambio, la participación del sector de servicios aumentó del 50% del PIB en 1973 al 76% en 2007. Los servicios, por supuesto, incluyen el sectores de turismo y servicios marítimos que son comercializables. Sin embargo, el excedente de sus ingresos no es suficiente para cubrir la brecha entre importaciones y exportaciones. Y, por supuesto, la mayoría de los servicios públicos y privados no son comercializables. Lo que ocurrió a partir de 1980 fue que una gran parte de la fuerza laboral se desplazó hacia los sectores público y no transable protegidos de la competencia extranjera.
La elevada deuda pública y externa y el creciente déficit público y externo hicieron que la economía fuera vulnerable. Con el advenimiento de la crisis de 2008-2009, los mercados internacionales pasaron de una fase de indiferencia hacia el riesgo crediticio a una fase de pánico. Comenzaron a deshacerse de bonos gubernamentales que consideraban inseguros, lo que disparó los rendimientos. Grecia estaba en la primera línea de fuego. En la primavera de 2010, se pidió al gobierno que reembolsara bonos por valor de miles de millones, pero no pudo pedir prestado en los mercados. El unilateral declarar una paralización de pagos (y la aniquilación del valor de los bonos) era impensable. Significaría el colapso del sistema bancario griego y del crédito interno y obligaría al país a abandonar la eurozona. La austeridad fiscal habría sido mucho mayor de lo que -finalmente- se intentó porque Grecia se habría visto obligada a recortar todo su déficit primario de inmediato. La incapacidad de endeudarse significó una incapacidad para financiar el déficit externo del país y, en consecuencia, una falta de productos importados vitales. La única fuente de endeudamiento que quedaba eran los países de la eurozona y el FMI. En mayo de 2010, la posición negociadora del país estaba en su peor momento. Con el acuerdo, Grecia evitó un colapso inmediato y entreabrió la puerta a más apoyo en el futuro. La eurozona estaba evitando el contagio de la crisis griega que causaría perturbaciones significativas en su sistema financiero.
El Estado griego acordó tres programas de préstamos con sus prestamistas. Con diferencias de énfasis, los tres tenían los siguientes objetivos principales:a) Ajuste fiscal . Se pidió al Estado griego que redujera sus déficits y convirtiera los déficits primarios en superávits dentro de plazos regulares. También se le pidió que estabilizara la deuda pública y luego la encaminara hacia el desapalancamiento. b)Cambios estructurales en el sector público que ahorrarían de forma permanente y aumentaría los ingresos del gobierno mediante una reforma de la administración tributaria. c) La "devaluación interna" y cambios estructurales para mejorar la competitividad del sector privado . En la práctica, la prioridad era reducir los salarios mínimos y medios y cambiar la legislación sobre negociación colectiva. d) El apoyo del sistema bancario griego.
El Memorando de 2010 fue la reacción común de una respuesta a la crisis de la eurozona. Se basó en suposiciones poco realistas y contenía fallas de diseño. Aunque era inevitable una recesión de cierta magnitud, el 1 a Μνημόνιο υποεκτίμησε το βάθος και τη διάρκεια της ύφεσης που θα προκαλούσ ε ο συνδυασμός της δημοσιονομικής περιστολής και της πιστωτικής που θα επέρχονταν. Εκείνο που συνέβη ήταν μια πελώρια ύφεση:ήταν ήδη μεγάλη από το 2009, En 2011 en 2013. En 2013 en 2013. σει στο 27,5% του εργατικού δυναμικού.
En 2012, περιέκοπτε (με καθυστέρηση) το ελληνικό χρέος προς ς ιδιώτες κατά 53% και το αντικαθιστούσε, εν μέρει, με διακρατικό χρέος που χε μακρές περιόδους αποπληρωμής και χαμηλά επιτόκια. En 2013, el año pasado 2014. En 2015 En 2015 y 2016.
Το 3 ο 2012 en 2012 ο εξάμηνο 2015 -19. Δεδομένης της καθίζησης που είχε προηγηθεί, η ανάκαμψη του 2017-19 ήταν μάλλο ν ασθενής (κυμαινόταν ανάμεσα στο 1,3% με 1,9% το χρόνο).
Το κόστος της κρίσης ήταν μεγάλο. Año 2008-2016 En 2007, el porcentaje fue del 26%. En 2019, 17,5%. Και όμως, μέσα από την κρίση προέκυψαν και θετικά πράγματα που είναι καλό υπενθυμίζονται. Δημοσιονομική εξυγίανση υπήρξε. En mayo de 2015, el año pasado, el año pasado ρνήσεις και η πορεία των δημόσιων οικονομικών παρακολουθείται καλύτερα. Η ψηφιοποίηση του φοροεισπρακτικού μηχανισμού έκανε άλματα, τον έκανε ότερο προς τον πολίτη και υπάρχει η Ανεξάρτητη Αρχή Δημοσίων Εσόδων. Στην Υγεία, η δημιουργία του ΕΟΠΥΥ και η ηλεκτρονική συνταγογράφηση ήτα ν μείζονες αλλαγές. Εξοικονόμησαν δαπάνες και το σύστημα έδειξε την αξία του στη διάρκεια πανδημίας. Εγκαινιάστηκε η πορεία πουμπορεί να εξασφαλίσει τη βιωσιμότητα του ασφαλιστικού συστήματος. Η ψηφιοποίηση των δημόσιων υπηρεσιών προχώρησε και υπόσχεται πολλά α το μέλλον. Η οικονομία έγινε ανταγωνιστικότερη και αυτό αποτυπώνεται στη βελτίωση τ ων εξαγωγικών επιδόσεων των τελευταίων ετών πριν την πανδημία. Το επενδυτικό περιβάλλον τείνει να γίνει φιλικότερο και οι πόροι του ρωπαϊκού Σχεδίου Ανάκαμψης δημιουργούν καλές προοπτικές αναβίωσης των νδύσεων. Και τελευταίο -και ίσως σημαντικότερο- οι περισσότεροι από εμάς γίναμε σοφ ότεροι.
*Ο Χρυσάφης Ι. Ιορδάνογλου είναι Πρ. Επίκουρος Καθηγητής Οικονομικής Ιστορίας στο Τμήμα Πολιτικής Επιστήμης αι Ιστορίας του Παντείου Πανεπιστημίου Κοινωνικών και Πολιτικών ν.