Deseo de exploración: Colón presentó la audaz idea de llegar a Asia navegando hacia el oeste, lo que intrigó a los monarcas españoles. Vieron este viaje como una oportunidad para expandir su reino y explorar nuevos territorios, aumentando potencialmente su riqueza y poder.
Motivos religiosos: Isabel I, en particular, tenía profundas convicciones religiosas y pretendía difundir el cristianismo a tierras lejanas. El plan de Colón ofrecía la posibilidad de llegar a tierras previamente desconocidas e introducir el catolicismo a los pueblos indígenas que pudiera encontrar.
Incentivos Económicos: El potencial de ganancias económicas también fue un factor importante. Las especias, el oro y otros productos valiosos eran muy buscados en Europa, y la propuesta de Colón prometía acceso a esas riquezas en Oriente.
Avances tecnológicos: El desarrollo de barcos e instrumentos de navegación más avanzados en ese momento hizo que la idea de un viaje de larga distancia pareciera más factible. Esto animó a Isabel y Fernando a apoyar la ambiciosa expedición de Colón.
Competencia con otras naciones europeas: España se enfrentaba a la competencia de sus rivales europeos, en particular Portugal, en términos de exploración y expansión territorial. Al apoyar el viaje de Colón, los monarcas españoles esperaban obtener una ventaja estratégica y superar a sus rivales en la adquisición de riquezas y nuevas tierras.
Isabel y Fernando evaluaron cuidadosamente los riesgos y recompensas potenciales del viaje propuesto por Colón y finalmente decidieron que los beneficios potenciales superaban los costos y riesgos. Así, acordaron financiar la expedición, preparando el escenario para el viaje de Colón y los descubrimientos posteriores que cambiaron el curso de la historia.