"Por razones de salud pública, debería prohibirse el uso de cualquier tipo de máquina de vapor. Los movimientos rápidos no pueden dejar de provocar en los pasajeros un malestar mental, lo que se conoce como 'delirium furiosum'", advertían los médicos bávaros en 1835. Pero no se les escucha:Poco después, el ferrocarril de vapor comenzó su marcha triunfal en suelo alemán:primero como ferrocarril privado en Nuremberg y luego como el primer ferrocarril estatal alemán en la ruta Braunschweig-Wolfenbüttel.
Amsberg, el pionero del ferrocarril del norte de Alemania
Los carruajes, carruajes y barcos eran a principios del siglo XIX el medio de transporte más importante para mercancías y personas. Esto también se aplica al pequeño ducado de Brunswick:muchas carreteras son difíciles de recorrer, los viajes son agotadores y consumen mucho tiempo y el comercio se ve obligado a seguir siendo regional. Hay alguien en el ducado que quiere cambiar esto:Philipp August von Amsberg (1788-1871), asesor de la cámara ducal para caminos rurales, que es nombrado director financiero en 1835. Amsberg mira con envidia a Inglaterra, que desde hace mucho tiempo está dominada por por la fiebre ferroviaria:en 1804 se puso en funcionamiento allí la primera locomotora de vapor y en 1825 se creó la primera línea pública para el transporte de pasajeros. En 1824, Amsberg presentó en un memorando el plan para construir conexiones ferroviarias entre Braunschweig y Hamburgo. .
Intereses geoestratégicos
No es sólo la curiosidad por las novedades lo que mueve a Amsberg, sino sobre todo los intereses económicos y geoestratégicos:Braunschweig corre el riesgo de quedar marginada en importantes rutas comerciales, especialmente debido a la abrumadora competencia de los reinos vecinos de Prusia y Hannover. Con la inclusión temprana de Braunschweig en una futura red ferroviaria, Amsberg quiere asegurar y ampliar las relaciones comerciales de su país.
Los planes inicialmente encontraron resistencia por parte de los países vecinos. "La realización del proyecto supondría una desventaja irreparable para toda la provincia (...), Hamburgo y Braunschweig se apoderarían del comercio", se quejaron los comerciantes de Celle. Sin embargo, el ducado de Brunswick, gobernado por el duque Guillermo (1806-1884), está detrás de los planes de Amsberg y consiguió financiación para una primera línea hasta Wolfenbüttel para conectar las dos ciudades más importantes del ducado.
El primer tren circula por Baviera
El Ludwigsbahn "Adler" bávaro (aquí una réplica) es el primer ferrocarril alemán.Los trabajos de construcción comienzan en agosto de 1837. No será un estreno en suelo alemán:el 7 de diciembre de 1835, el Ludwigsbahn bávaro "Adler" viajó de Nuremberg a Fürth. Pero Ludwigsbahn es una empresa privada, mientras que en Braunschweig por primera vez un gobierno federado toma cartas en el asunto. Se funda el "Herzoglich Braunschweigische Staatseisenbahn", también como medida de precaución para evitar una toma de poder por parte de Prusia. Es el primer ferrocarril alemán de propiedad estatal.
Viaje inaugural el 1 de diciembre de 1838
El 1 de diciembre de 1838 llegó el momento:los dos primeros ferrocarriles estatales iniciaron su viaje inaugural. Se llaman "Swift" y "Advance", en alemán:"Hurtig" y "Progress". El destino es una cafetería turca, a 15 kilómetros de distancia, en Wolfenbüttel, que la autoridad ferroviaria ducal construyó especialmente para hacer que la pequeña ciudad fuera más atractiva para los excursionistas. A bordo de los trenes se reúnen celebridades, entre ellas el duque Wilhelm von Braunschweig y Philipp August von Amsberg. Todavía falta comodidad en el viaje:el duque coloca su carruaje sobre un vagón de mercancías plano para poder disfrutar del viaje, protegido de corrientes de aire y humo. Los demás viajeros suben a los vagones abiertos, se ponen gafas de fumar y se envuelven en mantas.
Aplausos y críticas
El primer paseo es un verdadero espectáculo de masas. "La gente viene de cerca y de lejos para ver el milagro", escribe el Hannoversche Zeitung. Aunque al principio algunos temen los ruidosos "caballos de vapor" de acero:la mayoría de la población está fascinada por los gigantes humeantes. En la Asamblea de los Estados de Braunschweig sólo hubo resentimiento:los agricultores aquí representados en particular consideran escandaloso "tirar al suelo de esta manera el dinero ganado con tanto esfuerzo por el pueblo", es decir, utilizar el ferrocarril para viajes de placer en lugar de transportar bienes.
Viajes diarios
"La estación de tren de Brunswick". Grabado en acero de Joseph Maximilian Kolb, hacia 1850.A partir de ahora, los dos trenes circularán cuatro veces al día en una única vía entre Braunschweig y Wolfenbüttel. La afluencia es abrumadora, varios cientos de personas quieren montar en bicicleta cada día. Sólo en los primeros cinco meses, hay más de 100.000 viajeros. El transporte de mercancías, por el contrario, empezó lentamente, cobró importancia al cabo de unos años y generó un auge económico en Braunschweig. Los elevados ingresos procedentes de la venta de billetes permitieron ampliar la red ferroviaria hasta Harzburg. En octubre de 1841 se abrió toda la ruta a Harzburg, que ahora cubre casi 45 kilómetros. Esto no sólo sirve para el turismo en el Harz, sino sobre todo para la industria, ya que en el Harz prosperan la minería y la industria maderera.
A la sombra de vecinos poderosos
Ernst August I, rey de Hannover, también se encuentra entre los que se maravillan con el ferrocarril de Braunschweig. Al principio había descartado el ferrocarril como un truco inútil. Pero una prueba de manejo en Braunschweig le hizo cambiar de opinión:pasó de adversario a patrocinador de los ferrocarriles estatales y mandó construir una densa red ferroviaria en Hannover. El Estado de Prusia es aún más entusiasta:en los años 40 invirtió a gran escala en los ferrocarriles y finalmente se tragó el ferrocarril estatal de Braunschweig:en 1869, Amsberg, mientras tanto director del ferrocarril ducal y de la oficina de correos de Braunschweig, tuvo que crear su Los propios ferrocarriles estatales se venden a los vecinos, porque Braunschweig ahora está muy endeudada.