En las primeras etapas de la batalla, la flota británica se dividió en dos columnas y navegó a través de la línea enemiga, enfrentándose a los barcos franceses y españoles desde corta distancia. Los barcos británicos maniobraron hábilmente e hicieron un uso eficaz de su artillería superior, mientras que los franceses y españoles luchaban por coordinar sus esfuerzos.
Nelson, a bordo de su buque insignia HMS Victory, lideró el ataque británico contra el buque insignia francés Bucentaure, que finalmente quedó inutilizado y capturado. Nelson resultó mortalmente herido en la batalla, pero vivió lo suficiente para presenciar la derrota decisiva de las flotas francesa y española.
Trafalgar fue un importante punto de inflexión en las guerras napoleónicas y confirmó el dominio naval británico durante décadas. La victoria en Trafalgar permitió a Gran Bretaña mantener el control de los mares, bloqueó los puertos franceses y, en última instancia, contribuyó a la derrota de Napoleón.