Paul-François-Jean-Nicolas, vizconde de (Fox-Amphoux, 30 de junio de 1755 - Chaillot, París, 29 de enero de 1829).
“Noble como las Barras, tan antiguo como nuestras rocas », solía decir la gente de Provenza.
El joven Barras era un caballero cadete a los dieciséis años, sirvió en la India, alcanzó el rango de capitán, luego dimitió en 1783, se instaló en París y se casó allí, disipando rápidamente su fortuna. Asiste como espectador a la toma de la Bastilla y abandona un París en revolución para encontrar su Provenza. Allí fue elegido miembro de la Convención, intervino poco allí, votó la muerte del rey, fue enviado en misión a Provenza y participó en el asedio de Tolón, donde trabó amistad con el teniente Bonaparte, al que había nombrado capitán. Sospechoso de prevaricación por parte de Robes-pierre, fue llamado a París en enero de 1794.
Sintiendo el hacha de la guillotina en el cuello, Barras se levantó y reunió a la oposición en torno a Robespierre. El 9-Termidor, su acción es decisiva en la caída del "Incorruptible". Con el apoyo de Bonaparte, aplastó la insurrección realista de Vendémiaire (5 de octubre de 1795). Elegido uno de los cinco directores, es de hecho el jefe del Consejo Ejecutivo y organiza los distintos golpes de Estado que le permiten perpetuarse en el poder. Advertido de las intrigas de Sieyès y de los preparativos de un golpe de Estado de Bonaparte, Barras lo dejó pasar y firmó una carta de dimisión en la que se escondía detrás del Primer Cónsul. Instalado en Gros-bois, donde llevó una vida alegre, Barras estaba demasiado cerca de París para el gusto de Bonaparte, que le regañó para que se retirara al menos a 40 leguas (160 kilómetros) de París.
Luego partió hacia Bruselas. Autorizado más tarde a regresar a Provenza, Barras sigue preocupando al Emperador que lo exilia a Roma en 1810. Volviendo a la caída del Imperio, se instala en Chaillot y termina allí su existencia en la opulencia sin haberse preocupado nunca por los Borbones, aunque fue un regicidio.