En abril de 1938, Cataluña quedó aislada de Valencia más allá del Ebro y el territorio republicano se dividió en dos secciones. Las tropas de Franco marchan sobre Valencia. Pero allí se topan con una poderosa defensa republicana, comandada por Hernández Sarabia y Meléndez. Por iniciativa del general Rojo, jefe de Estado Mayor, las tropas republicanas cruzan por sorpresa el Ebro y atacan con fuerza a los nacionalistas. Avanzaron hasta Gandesa y luego se detuvieron. Entonces comenzó la "batalla del Ebro", que recordará las del Marne y Verdún, veinte años antes. El enemigo, esta vez, ya no es el frío, sino el barro. De una trinchera a otra luchamos con cuchillos. La resistencia republicana es tan encarnizada que uno se pregunta si no revertirá el curso de la guerra. Azaña grita victoria. Mussolini le confía a su yerno Ciano que, en su opinión, Franco ha perdido. Él ganará.
La Navidad está cerca. La lucha ha cambiado de alma. Mientras, metro a metro, los nacionalistas rechazan a los republicanos al otro lado del río, el viento gira a favor de Franco. Negrín informó a la Sociedad de Naciones que aceptaba el retiro de las brigadas internacionales. En Munich, Hitler y Mussolini impusieron su ley a las democracias, temblando de miedo. Stalin, premeditando su acuerdo con el Führer, se aleja del campo de batalla español. La República está sola. La Nochebuena, los nacionalistas lanzaron un ataque relámpago sobre el Segre y el Ebro. Introduciendo una nueva táctica -avances utilizando "picos" motorizados y rodeando "bolsillos"- alcanzaron las últimas defensas de Barcelona en diez días.
Comienza el año 1939. Será
"el año de la victoria" para Franco, el de la amargura para la República y el de la guerra total para el mundo.
26 de enero de 1939, Nacionalista Las tropas entran en Barcelona. Mientras Negrín une lo que queda de las Cortes en Figueras, Azaña y Companys, presidente de la República Catalana, cruzan a pie la frontera francesa, en La Junquera. Es entonces el desgarrador espectáculo del éxodo español. Al día siguiente de la toma de Barcelona, soldados y civiles acudieron en masa a los pasos pirenaicos donde los franceses habían establecido campamentos de recepción y concentración. ¡Casi 500.000 refugiados, entre ellos 250.000 soldados, 10.000 heridos, 170.000 mujeres y niños y 60.000 civiles varones! Negrín y su gobierno consiguieron ganar Valencia, donde la lucha continúa.
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