El Imperio Acadio creó el primer reino mesopotámico unificado de la que se tienen noticias, hace más de 4.000 años. Antes de la aparición de los acadios, Mesopotamia estaba formada por muchas ciudades-estado, cada una de las cuales tenía su propio rey, territorio y ciudades.
En el sur de Mesopotamia vivían los sumerios, mientras que el norte estaba ocupado por pueblos de habla semítica. Era un idioma bastante diferente del que hablaban los sumerios, pero aparte de esta característica, los norteños eran similares a sus vecinos sumerios.
Alrededor del año 2334 a.C., un funcionario de habla semítica de la corte del rey de Kish, una de las ciudades-estado mesopotámicas, derrocó a su gobernante y asumió el poder real. Se llamó a sí mismo Sargón (que significa verdadero rey ) y desde Kish se dirigió contra el monarca más poderoso de la región, Lugalzagesi, señor y rey de Uruk. Sargón logró derrotarlo y luego atacó y derrotó tres ciudades más en el sur de Mesopotamia:Ur, Lagash y Umma, derribando sus murallas. Luego continuó avanzando con su ejército hasta llegar a las costas del golfo Pérsico y, para demostrar su autoridad desde Kish hasta el golfo, lavó las armas de su ejército en las aguas saladas.
Una nueva capital
Sargón construyó su propia capital en el Imperio acadio, a lo largo del río Éufrates, cerca de la actual Bagdad. Su reino, Acad, y su pueblo, los acadios, recibieron su nombre de la ciudad. Personas de todo el imperio acadio llegaban a Akkad para vender sus productos, como cabras, ganado vacuno y burros. La ciudad era un gran puerto donde atracaban barcos de lugares tan lejanos como la India y Egipto.
Sargón pasó a liderar campañas más exitosas, contra Elain, en las montañas al este de Mesopotamia, y al oeste, hacia las montañas del Líbano. Al oeste, los acadios obtuvieron acceso a importantes recursos, como la plata y la madera de cedro. Al este, los acadios obligaron a los elamitas a trasladar su capital, de Elam a Susa, y los obligaron a hablar acadio.
Sargón el Grande, como se hacía llamar ahora, gobernó su imperio hasta el 2279 a.C. Sin embargo, su autoridad quedó muy debilitada en años posteriores, cuando tuvo que afrontar revueltas de algunos de sus súbditos sumerios. A pesar de todo, logró aplastarlos y transferir su poderoso imperio a su hijo, Rimush.
Rimush gobernó entre 2278 y 2270 a.C. Tuvo un reinado turbulento, pero al igual que su padre logró acabar con las ciudades rebeldes. Al final, sin embargo, fue asesinado por sus cortesanos, quienes (según la leyenda) lo apuñalaron con sus propios sellos cilíndricos. Fue sucedido por su hermano Manishtusu, que gobernó entre 2269 y 2255 a.C.
Manishtusu descubrió que, a pesar de la derrota de Elarn, la parte occidental del imperio había logrado recuperar su independencia. Esto suponía una amenaza para las rutas que los comerciantes acadios debían utilizar para buscar metales con los que fabricar bronce. Entonces, el rey tuvo que liderar una expedición al extremo oriental del Golfo Pérsico, donde encontró una fuente alternativa de los metales que necesitaba.
El heredero de Manishtusu fue Naram-Sim (2254-2218 a. C.), que pasó la mayor parte de su reinado en la guerra. En el oeste, devolvió el norte de Siria al dominio acadio. En el norte, conquistó a los asirios y derrotó a los hurritas. En el este, sofocó una revuelta entre los súbditos acadios del Golfo Pérsico. También derrotó a su enemigo más poderoso, los Lullubi, que vivían en las estribaciones de las cercanas montañas Zagros.
El Imperio acadio no sobrevivió mucho después de la muerte de Naram-Sin. A continuación, su sucesor, Shar-kali-Sharri (2217-2193 a. C.), fue asesinado por sus propios súbditos y, tras su muerte, estallaron grandes luchas entre los candidatos a sucederle, junto con la invasión del país por las tribus montañosas de Zagros, acabando con el Imperio acadio para siempre. /P>
El poder del Imperio Acadio
Los acadios gobernaron su imperio con la ayuda de un ejército poderoso y despiadado (el rey Sargón tenía 5.400 soldados). Los acadios derribaron los muros de las ciudades que se rebelaron y masacraron a todos sus ciudadanos. Muchos monumentos de piedra muestran a soldados acadios cargando botín y llevando prisioneros para matarlos.
El poder de Sargón se basó en un cambio radical en el sistema de gobierno que tradicionalmente habían utilizado los sumerios. Los sumerios habían gobernado sus ciudades nombrando gobernadores de entre las principales familias originarias de esas mismas ciudades. Sargón, por el contrario, prefirió nombrar gobernadores acadios, que eran enviados a las ciudades con órdenes reales.
Al transformar las ciudades-estado sumerias en una potencia militar, Sargón difundió la cultura sumeria por todo Oriente Medio. El cuneiforme fue ampliamente adoptado como sistema de escritura y el acadio se convirtió en el idioma semioficial de Mesopotamia y Oriente Medio.
Las tablillas de arcilla de Ebla
Cuando en 1964 se exploró por primera vez el sitio de la antigua Ebla en el norte de Siria, los arqueólogos encontraron restos de una ciudad que databa de alrededor del 2.500 a.C. Había sido destruido y quemado hasta los cimientos por Sargón o su nieto Naram-Sin.
El hallazgo más emocionante fue la sala de archivos del palacio real, con más de 20.000 tablillas de arcilla inscritas en escritura cuneiforme. Se trataba de registros estatales y, a partir de la información que contenían, era posible reconstruir una imagen vívida de la vida en esta sociedad de la Edad del Bronce. Las tablillas dejaban claro que Ebla era la capital de un estado poderoso, cuya riqueza se basaba en el comercio y la agricultura. La gente cultivaba vino, olivos y cebada, además de criar dos millones de ovejas y medio millón de vacas. Comerciaban con telas, oro, plata y bronce. Algunas de las tablillas conservan leyes, decretos y tratados, lo que demuestra que Ebla tuvo una administración eficiente.